El único que no me hizo trampas fue mi corazón', dice el P. Quique Cabrera, rememorando una juventud de calle, alcohol hasta el desmayo, rock duro, robos y una búsqueda de sentido a una vida de muchas risas pero que se le hacía insoportable, porque como dice Monseñor Munilla, “la vida que más pesa es la que está vacía.” Por eso su corazón le decía que esa no era forma de vivir y va a descubrir un escape en el deporte. Con 20 años, tras una vida en que la existencia de Dios era para él un absurdo, descubre una presencia amorosa en su vida, lo experimenta como compañero en el camino, y descubre que se le presentan dos caminos: Dios o la Nada, y eligió a Jesucristo que le llamaba a una vida nueva. El P. Quique, sacerdote desde hace 21 años, tiene una certeza: 'se de quien me he fiado y estoy convencido de que Cristo tiene poder para asegurar hasta el último día la misión que me ha confiado.'

El P. Alberto Royo nos presenta a San Sebastián en Santos de Andar por Casa.