Marcos 10 RVA2015:
1 Y levantándose de allí, fue a las regiones de Judea y de más allá del Jordán. Las multitudes volvieron a acudir a él, y de nuevo les enseñaba como él acostumbraba. 2 Entonces se acercaron unos fariseos para probarle, y le preguntaron si era lícito al marido divorciarse de su mujer.
3 Pero él respondió y les dijo: —¿Qué les mandó Moisés?
4 Ellos dijeron: —Moisés permitió escribir carta de divorcio y despedirla.
5 Pero Jesús les dijo: —Ante la dureza de corazón de ustedes les escribió este mandamiento. 6 Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo hombre y mujer. 7 Por esta causa el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer; 8 y serán los dos una sola carne. Así que, ya no son más dos sino una sola carne. 9 Por tanto, lo que Dios ha unido no lo separe el hombre.
10 En casa sus discípulos volvieron a preguntarle acerca de esto. 11 Él les dijo: —Cualquiera que se divorcia de su mujer y se casa con otra comete adulterio contra ella. 12 Y si la mujer se divorcia de su marido y se casa con otro comete adulterio.
13 Y le presentaban niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. 14 Al verlo, Jesús se indignó y les dijo: “Dejen a los niños venir a mí, y no los impidan porque de los tales es el reino de Dios. 15 De cierto les digo que cualquiera que no reciba el reino de Dios como un niño jamás entrará en él”. 16 Entonces, tomándolos en los brazos, puso las manos sobre ellos y los bendijo.
Hoy en día se escuchan y se ven por la televisión noticias de gente famosa que no han terminado de celebrar la luna de miel cuando ya están anunciando en las noticias el divorcio.
Hoy en día se ha distorsionado el verdadero significado de la familia. Ya el valor del compromiso se ha perdido. Podríamos debatir las posibles causas extraordinarias cuando una pareja ya no pueden vivir juntos, y usualmente ocurre cuando la vida de uno de los miembros de la familia está en peligro. Pero ese no es el tema precisamente.
Realmente el enfoque de hoy es que actualmente y en general se ha perdido el significado grande lo que es tener carácter. El Señor diseñó la familia y el matrimonio no sólo para tener hijos, para que también espiritualmente fuéramos moldeados y transformados.
En el tiempo de Jesús, en el antiguo testamento, existían ciertos reglamentos y requisitos para aplicar la ley de dar carta de divorcio, el Señor sorprendió a los intérpretes de la ley con una respuesta más precisa: el problema radica en el corazón del hombre. Cuando el corazón del hombre se endurece, no importan los argumentos ni las razones, se vuelve egoísta, egocéntrico y quiere buscar el bien propio. Se olvidan del dolor y del daño a los hijos con alguna aventura o un arranque emocional.
Y este principio se aplica a cualquier clase de pecado o maldad. Abandono de los hijos, alejarse de la iglesia, perder la fe, robo, engaño, estafa, etc. Todo eso es causado por la dureza del corazón.
¿Cuál es el antídoto contra la dureza del corazón?
Está en la siguiente historia que Jesús nos enseña que debemos ser como niños.
Un niño es sensible a las emociones del otro, comparten (no todos pero aprenden a hacerlo), se dejan enseñar y están constantemente aprendiendo. Lo mejor es que si se pelean con su hermanito o amiguito, después de un tiempo se olvidan de eso y terminan jugando otra vez como si nada hubiera pasado.
Recuerda, si comienzas a pensar y a sentir como un niño, vas a poder hacer más llevaderas las relaciones y momentos difíciles con tu familia y con los que te rodean. Pero lo mejor de todo es la promesa de que aquellos que son como niños serán parte del reino de los cielos.
Consideremos este verso bíblico:
Ezequiel 11:19 RVR1960: Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,...
Abre tu corazón y deja que el Señor realice la cirugía a corazón abierto y haga el transplante de corazón.
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