📖2 Corintios 7:5-16 RVA2015:
Cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo; más bien, en todo fuimos atribulados: de fuera conflictos, de dentro temores. Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito. Y no solo con su venida sino también con la consolación que él recibió en cuanto a ustedes, haciéndonos saber el anhelo de ustedes, sus lágrimas y su celo por mí, para que así me gozara más. Porque si bien les causé tristeza con la carta, no me pesa, aunque entonces sí me pesó; porque veo que aquella carta les causó tristeza solo por un tiempo. Ahora me gozo, no porque hayan sentido tristeza, sino porque fueron entristecidos hasta el arrepentimiento; pues han sido entristecidos según Dios, para que ningún daño sufrieran de nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios genera arrepentimiento para salvación, de lo que no hay que lamentarse; pero la tristeza del mundo degenera en muerte. Pues he aquí, el mismo hecho de que hayan sido entristecidos según Dios, ¡cuánta diligencia ha producido en ustedes! ¡Qué disculpas, qué indignación, qué temor, qué ansiedad, qué celo y qué vindicación! En todo se han mostrado limpios en el asunto. Así que, si bien les escribí, no fue por causa del que cometió la ofensa ni por causa del que la padeció, sino para que su solicitud por nosotros se manifestara entre ustedes en la presencia de Dios. Por tanto, hemos sido consolados. Pero mucho más que por nuestra consolación, nos gozamos por el gozo de Tito, porque su espíritu ha sido reanimado por todos ustedes. ➡️🎙️
En este capítulo el apóstol Pablo abre su corazón a los corintios, siendo vulnerable, contándoles sus sufrimientos por predicar el evangelio. De dos formas él sufría: por eventos externos y las luchas internas con pensamientos y emociones.
El comparte sus vivencias y luchas para darles a entender a los corintios que él mismo no quería ser un causante de tristeza para ellos porque él también pasaba por momentos difíciles, pero a la vez les dice que era necesario que ellos pasaran por esa tristeza para crecimiento de ellos.
Pablo explica las dos clases de tristeza: una para traer cambio y transformación, y la otra trae condenación y muerte.
La tristeza buena produce arrepentimiento donde la persona se compunge y comienza a buscar la forma para hacer los cambios necesarios que pudo entender gracias a la reprensión.
La tristeza mala produce remordimiento y amargura de corazón donde la persona decide continuar por el camino incorrecto y muchas veces termina autodestruyéndose.
De forma similar fue cuando Judas y Pedro traicionaron a Jesús. Judas sintió tristeza de muerte porque tuvo un remordimiento tan grande que se quitó la vida. En cambio, Pedro sintió también tristeza pero entendió que era un hombre impulsivo y que Jesús tenía la razón, por eso lloró amargamente y después se reconcilió con el Señor.
Nosotros, como hijos, a veces no entendemos la disciplina de nuestros padres. Y nosotros, como padres, muchas veces nos duele corregir a nuestros hijos pero sabemos que es necesario que pasen por el dolor de no poder salir con sus amigos, jugar con los juegos de video, o cualquier otra clase de castigos que les produce tristeza. De la misma manera la Biblia dice que como el padre corrige a sus hijos, así Dios nos corrige.
Si sientes que Dios, por medio de un mensaje en la iglesia o por medio del consejo del pastor o un líder respetado en la iglesia, te aconseja o te llama la atención y no te gustó, piensa si lo hizo con compasión y por amor a ti, para tu crecimiento y bienestar espiritual de ti o tu familia. Aunque eso te incomode, te duela o te enoje, las palabras que son necesarias para darnos un despertar y corregir nuestro vivir son más valiosas que palabras de elogio o admiración.
Consideremos:
¿Somos lo suficientemente humildes para aceptar la corrección?
Soy tu amigo Eduardo Rodriguez. Que el señor escuche tu oración y te de un corazón dócil y sensible a Su dirección.
😇
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