Texto bíblico: Jonás 4: 1-11
Título: En la escuela de Dios
Cuando finaliza el capítulo 3 de este libro nos da la impresión de que hemos llegado al final de la historia. Por fin Jonás obedece y predica el mensaje que Dios le había mandado en Nínive, como resultado de esto los ninivitas se arrepienten y en consecuencia Dios les perdona. Un final feliz. Pero Dios no quiere tratar solo con Nínive, sino que está interesado en el corazón del profeta. Desde que empieza esta historia vemos a Dios usando diferentes recursos para tratar con Jonás. En este capítulo se establece un diálogo entre Dios y el profeta por medio del cual Dios quiere llegar al corazón de Jonás.
Seamos conscientes o no, estamos en la escuela de Dios y Él usa diferentes herramientas (cosas, personas, circunstancias) para enseñarnos.
Dios trata de llegar al corazón de Jonás a través de tres preguntas.
¿Qué le está enseñando Dios a Jonás en este capítulo?
Dios le muestra a Jonás que tenía un problema en su carácter (vv.1-4)
Dios y Jonás no interpretaban de la misma manera un mismo evento. Hay un gran contraste entre la reacción de Jonás y Dios ante el arrepentimiento de los ninivitas.
La conversión de esta ciudad mueve el corazón de Dios hacia el perdón, por otro lado, Jonás se llena de enojo.
Es importante que nos demos cuenta que nuestras vidas no son moldeadas por los eventos a nuestro alrededor, sino por la interpretación que le damos a esos eventos. Un simple aguacero puede causar indiferencia en una persona, llenar de alegría a otra y causar mucho enojo a otra persona.
En este pasaje el profeta deja claro por qué huyó a Tarsis. Es interesante ver que el conocimiento que el profeta tenía de Dios fue lo que le impulsó a desobedecerle.
Jonás no estaba dispuesto a someter su voluntad a la voluntad de Dios
Dios pone en evidencia el egoísmo que había en Jonás. (vv.5-8)
Dios preparó la calabacera, el gusano y el viento de la misma manera que había preparado el pez (1:17). Aquí se ve la soberanía de Dios al controlar todas las circunstancias alrededor del profeta.
El estado de ánimo de Jonás dependía de cómo las circunstancias a su alrededor le afectaban. Por un momento está contento por la provisión de Dios y al otro día desea la muerte cuando Dios le quita la calabacera.
Dios le muestra al profeta su desenfoque (vv.9-11)
Dios pone en evidencia que Jonás estaba más preocupado por una planta, en la cual el no había invertido nada, que por la vida de miles de personas en las cuales Dios había invertido mucho.
Este libro termina con esta pregunta de Dios y no nos da una pista de cual fue la reacción de Jonás. Puede ser que al final aprendió la lección ya que después escribió este libro, el cual es una autobiografía. Pero no lo sabemos con seguridad.
Concluyendo mis hermanos. Dentro de cada uno de nosotros hay un Jonás. Hay un deseo de huir cuando las cosas no suceden como esperamos. Queremos muchas veces que prevalezca nuestra voluntad. Pero somos llamados a reconocer que, por encima de nuestra voluntad, está la voluntad de Dios y debemos exclamar como Jesús en el huerto: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”. Dios está en misión y quiere que nos sumemos a lo que Él está haciendo. Seamos buenos aprendices y aprendamos las lecciones del Maestro.