Ser abundante va más allá que poseer riquezas materiales, tiene que ver además, con apreciar quién eres y lo que tienes en cada momento, de disfrutar el camino y entender que perseguimos el crecimiento constante, más no la insatisfacción de lo presente. De igual modo, con tu bienestar, plenitud, relaciones sólidas, con los demás y otras cosas que suman y agregan valor.