El Dios en el que debemos creer los cristianos es un Dios vivo, no un Dios muerto. Por eso somos tan afortunados al creer y profesar la resurrección de la vida eterna, de hecho, pasamos por esta tierra con un gran propósito LA VIDA ETERNA, para estar al lado de quien tanto nos ama.
Sin Dios en tu vida, el vacío es inmenso, sin Dios en tu vida cuesta encontrar sentido a tu existencia, por una sencilla razón: es Dios tu creador, es Dios tu amado, es Dios tu todo, como diría Santa Teresa de Jesús: “quien a Dios tiene, NADA LE FALTA, solo Dios basta”.