"¡Mariana! ¡Camila!"
La señora Abbot, la directora del orfanato, nos gritó.
Camila me golpeó, pero esquivé su golpe y le di un puñetazo en el estómago. Antes de que pudiera dar otro golpe, la tía Perla, una de las trabajadoras del orfanato, tomó mi mano.
Esa noche me fui a la cama sin cenar.
Mi tiempo en el orfanato fue duro pero mi vida estaba a punto de cambiar. ¡Sigue viendo mi historia para ver que pasó a continuación!
Con una marca de nacimiento tan grande como la que tenía justo en mi cara, puedes creer que fui blanco de todo tipo de burlas en el orfanato. Y cualquiera de mis compañeros que siquiera pensara en insultarme iba a terminar en el suelo en menos de 3 segundos.
Cuando cumplí 12 años, la tía Perla me llevó a un lado y me entregó una paleta de maquillaje.
"No puedes pelear con todos, así que déjame ayudarte a encubrir tu marca de nacimiento".
La tía Perla me dio mi primera lección de maquillaje ese día. El gran problema, sin embargo, fue que no podía usar maquillaje a prueba de agua porque era alérgica.
A los 14 años, la tía Perla entró en mi habitación.
"Tengo buenas noticias", sus ojos se iluminaron. "La Sra. Abbot te quiere abajo en la oficina lo antes posible. Hay una pareja que quiere conocerte".
Bailé por la habitación antes de calmarme y correr rápidamente hacia la oficina.
Cuando llegué, saludé a todos y la Sra. Abbott me presentó al Sr. y la Sra. Bailey. Parecían recién salidos de la portada de una revista; desde su ropa, hasta sus zapatos eran increibles, sin olvidar lo bien parecidos que se veían.
La Sra. Bailey dijo que encajaría perfectamente en su familia, compuesta por tres niños y tres niñas. No podía creerlo, ¡por fin me iban a adoptar!
Aproximadamente una semana después, me despedí y me fui con el Sr. y la Sra. Bailey. Me llevaron a distintas tiendas donde compré todo lo que quería, incluso una televisión para mi cuarto, ¡si, mi propia habitación!
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