Hola Ilusionistas; aprovechando el puente he vuelto a mi pueblo. Imagino que todos tenéis uno. Puede que incluso se parezca al mío. Así que hoy os escribo desde las tierras fronterizas entre Castilla y Aragón. Que no serán las rojas tierras de Tara, pero se le parecen mucho.
Escucharemos también vuestras historias de ciudades y un texto que nos ha llegado con retraso del ejercicio de construir un texto con imágenes.
En Historias y Canciones os dejo una anécdota con una canción del verano que odié y sufrí como ninguna otra.
¿alguna anécdota de pueblos que te apetezca contarnos?
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Aquí podéis encontrar la música de @rsfransesch
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Y aquí la traducción del audio de Ada en castellano:
La madre de mi madre nació en Buenos Aires
Sus padres tuvieron que emigrar hacia 1910 a raíz de la plaga de filoxera que arruinó a muchos campesinos que tenían tierras y viñas en la costa.
Mi abuela nació en 1912.
Cuenta, que como no tenían ojos para vigilarla, mi bisabuelo trabajaba de capataz en una hacienda y mi bisabuela, que no sabía leer ni escribir, de cocinera, dejaban a la nena en una especie de jaula donde había un loro. Y la gente que pasaba le decía al loro:
-¿Cómo se llama la nena?- y el loro contestaba:
-Carmensita Carmensita.
Mi abuela se llamaba Carmen. Mi abuela murió sin volver a Buenos Aires, creo que le quedó una cierta melancolía en la mirada. Mi abuela decía que allí comía zapayos y cuándo le decíamos:
-Abuela ¿qué son los zapayos?
No sabía qué eran los zapayos.
A mi abuela le hubiera gustado coger un barco y volver a Buenos Aires.
Yo volví tiempo después y en Buenos Aires me sentí como en casa.