Jacob Leib Talmon es uno de esos pensadores olvidados. Nació en Polonia en 1916. Por suerte abandonó el país en 1934 para estudiar en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Amplió sus estudios en Francia, pero cuando invadieron el país los nacionalsocialistas se refugió en el Reino Unido. Allí estudió en la London School of Economics.
Talmon es conocido por sus estudios sobre el totalitarismo, y la línea de continuidad desde el jacobinismo al comunismo soviético. Talmon no estuvo interesado en hacer una historia de las ideas, sino en explicar su efecto en los movimientos políticos y sociales; esto es, las ideas como motores de la vida política y social, como inductores del comportamiento y de la mentalidad de las personas. En su análisis nos encontramos con dos conceptos interesantes para el análisis de la política actual, que se puede aplicar a la hegemonía cultural de la izquierda, y que ayuda a entender su proyecto de ingeniería social. Me refiero a los conceptos de “democracia totalitaria” y “mesianismo político”.
Talmon fue un liberal de la línea de Isaiah Berlin, Hayek y Karl Popper, e influyó en el historiador israelí Zeev Sternhell, que desmontó el mito creado por René Remond de que Francia no había tenido fascismo propio, sino importado.
En 1951 Talmon publicó “Los orígenes de la democracia totalitaria”, que abarca el periodo de construcción del totalitarismo: desde Rousseau a Babeuf. Esta obra es básica para comprender la visión de Talmon de la historia contemporánea y muy útil para entender el papel de las ideologías, y fue seguida por otras dos.
Una de ellas se titula “El mesianismo político. La fase romántica”, que publicó en 1960 abarcando la primera mitad del siglo XIX hasta la revolución de 1848. En esta parte continuó las ideas de Tocqueville sobre los riesgos que existen en las democracias cuando se siguen esquemas salvadores del pueblo o de la patria. En este marco, la libertad acaba siendo incompatible con la salvación prometida por el mesías político. Es aquí donde Talmon habla de su conocida “la ley de la gran ironía”, que consiste en que los movimientos salvadores revolucionarios evolucionan siempre hacia regímenes de terror y dictadura, desde el jacobinismo al comunismo.
Talmon cerró la tercera parte de la trilogía con la obra titulada “Mito de nación y visión de revolución. Los orígenes de la polarización ideológica en el siglo XX”, publicada en 1981. En esta obra se habla de las dos religiones seculares más importantes de los siglos XIX y XX: el comunismo y el nacionalismo, que explotaron tras la Primera Guerra Mundial.
Hoy nos vamos a ocupar de sus dos primeros libros, los dedicados al mesianismo político como peligro para la democracia liberal.