Aunque Santiago no dirige ninguna exhortación a sus lectores, su denuncia de los ricos impíos proporciona una aplicación obvia para nosotros los que seguimos al Señor: Debemos tener cuidado de no usar la riqueza de manera impía.
Aunque hay muchos más peligros de los que Santiago enumera aquí, él presenta cuatro usos impíos de la riqueza...