Para resolver conflictos, humíllate ante Dios (4:10).
El orgullo está en el corazón de toda desobediencia a Dios y de casi todos los conflictos relacionales. Si Dios se opone a los soberbios, pero da gracia a los humildes (Santiago 4:6), ¡entonces debes asegurarte de no convertirte en el oponente de Dios!