*Realizador: Jorge Echavarría. *Lector: Carlos Ignacio Cardona.
Robert Walser fue, desde donde se mire, un escritor singular. Suizo, de una familia aquejada por problemas mentales que también se cebarían en él, ejerció infinidad de oficios y vagó por innumerables domicilios en ciudades suizas y alemanas. Admirado por escritores contemporáneos suyos como Musil, Benjamin, Kafka, Stefan Zweig, Kurt Tucholsky o Hermann Hesse, y por otros más cercanos como Canetti, Susan Sontag, Coetzee, Magris y Calasso, cultivó desde el teatro y la poesía hasta la novela y el cuento, e inventó un género propio, los microgramas, prosas breves redactadas de modo casi ilegible a lápiz en pedazos de papeles y envoltorios cuyo desciframiento les tomó a dos eruditos cerca de 20 años para descifrarlos y publicarlos en 1985.
Su escritura, atenta a lo minúsculo, a lo anodino, a lo que se ve sin observarse, al flujo de incidentes sin relieve que en suma configuran nuestras vidas mientras esperamos algo extraordinario que nunca llega, logra, por ello mismo, resonar intensamente en nosotros.
Walser, nacido en 1878, murió de un infarto fulminante mientras paseaba en un campo nevado alrededor del sanatorio donde estuvo internado por décadas, el 25 de diciembre de 1956.