La señora Gloria comienza a recordar los que pudieron haber sido sus grandes amores del pasado y que, por distintas circunstancias, no pudieron ser. Borrachines, conserjes, cartoneros, mecánicos son parte de su relato. Por su parte, el Pepe rememora parte de su enseñanza media saliendo con jovencitas: una aspirante a actriz de gustos caros, una suegra que le daba dinero a escondidas, una joven que dibujaba vaquitas en establos y una cita a ciegas con una chiquilla que padecía una extraña enfermedad vendrán a dar vida a este cuarto capítulo lleno de accidentados recuerdos.