La envidia es una emoción humana común que no debe ocultarse, sino entenderse.

A menudo surge de la comparación y la falta de claridad sobre quiénes somos y nuestras habilidades.

Puede ser particularmente problemática en el trabajo cuando tomamos decisiones sin un modelo mental o sin conocernos a nosotros mismos.

La solución es ganar perspectiva, entender dónde hemos dejado de ser auténticos y cómo podemos volver a serlo.

Usar la envidia como inspiración y entrar en acción puede ser útil, al igual que hacer un plan detallado de la situación actual, las razones de la envidia y lo que se puede hacer al respecto.

Para mantenerse al día es importante elegir un tema de interés personal o profesional, buscar recursos de calidad, y crear un plan de estudio simple con tres fases: entender el mínimo, practicarlo y exponerlo.

Además, es esencial dedicar tiempo todos los días para repetir el proceso y crear una nueva identidad.

Al seleccionar recursos, deberán durar menos de tres horas, ser específicos y tener una utilidad directa en ese momento.

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Es normal y humano desear, pero es importante distinguir entre deseos nobles y no tan nobles.

Epicteto aconseja considerar cómo te sentirías si logras lo que deseas. A veces, es mejor dejar ir ciertos deseos, reconociendo que ya tienes suficiente y que perseguir ciertas cosas podría llevarte a perderlo todo.

Al desear algo, también estás renunciando a otra cosa, por lo que es importante considerar qué estás cediendo a cambio. Este proceso requiere perspectiva y responsabilidad.

Es esencial comenzar cada día recordando tu identidad y tus metas.

Si no tienes claro lo que quieres, empieza por lo que sabes, lo que te gusta, o incluso lo que no te gusta, y busca lo contrario.

Tu identidad y tus metas pueden cambiar y evolucionar con el tiempo.

Lo importante es que te emocionen y te impulsen. En momentos de duda o estrés, tener una dirección clara te ayudará a mantener el rumbo.

Dejar de beber ha sido una de las decisiones más importantes.

Lo he hecho para ganar claridad mental, reducir el estrés y alcanzar objetivos personales. Si tienes razones de peso, tú también puedes hacerlo.

Estos son mis tres fracasos —profesionales— más significativos y las lecciones aprendidas de cada uno.

El método que te propongo para conocerte mejor implica analizar realmente cómo te sientes, identificando emociones específicas y registrándolas en un diario.

Este proceso puede ayudar a mejorar el bienestar, reducir la ansiedad y proporcionar una mayor autoconciencia.

Trabajar en equipo es un desafío, pero también una oportunidad.

Algunos consejos incluyen controlar el afán de protagonismo, reconocer lo que no sabes, controlar las expectativas, ser asertivo, desafiar con respeto, buscar momentos más allá del trabajo, recordar que tus compañeros de trabajo no son tus amigos, reconocer tus errores y tener un plan.

El fracaso no es lo que parece. Forma parte del camino. No se interpone en él. Lo necesitas. Este cambio de percepción es necesario para usarlo a tu favor.

Puedes (y debes) pivotar y reaccionar a la nueva información, pero nunca rendirte (abandonar).