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En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:
«Hace dieciséis años... quedé embarazada [sin estar casada]. Para tratar de enmendar ese error, decidí formar una familia con el padre de mi hijo....
»Nos casamos sólo por lo civil... y ahora tengo un hijo más con él, pero está con la idea de hacer la boda por la iglesia [a la que él pertenece].... Además, me exige que mis hijos y yo [vayamos con él a su iglesia en vez de la nuestra].... Yo me he opuesto… [porque] pienso que eso los puede confundir.... Desde entonces sólo hemos tenido discusiones que nos lastiman y nos alejan más....
»No puedo más con la presión psicológica y emocional.... Él me dice que lo estoy perjudicando y que no puede pensar en el futuro si seguimos así.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»Al parecer, su esposo estuvo de acuerdo en que se casaran por lo civil y que usted y sus hijos asistieran a una iglesia de una religión distinta a la de él. Pero ahora, después de dieciséis largos años, ya no está satisfecho con esa boda civil ni con que usted y sus hijos vayan a una iglesia diferente.
»Su hijo mayor ahora es un adolescente, y es posible que el hermano menor también lo sea. Como usted los ha llevado a su iglesia toda su vida, teme que otra religión pudiera confundirlos.
»Muchos adolescentes pasan por una etapa en la que cuestionan la religión. Parecen tener una necesidad comprensible de aclarar lo que creen en vez de aceptar simplemente lo que se les ha enseñado. El escuchar a sus padres discutir sobre la religión bien pudiera hacer que quieran abandonar por completo a Dios. Y tienen el derecho absoluto de preguntarse por qué su padre mostró interés en la religión ahora y no hace dieciséis años. Es del todo posible que escuchar todas esas discusiones en casa pudiera ser más perjudicial para su fe que visitar una iglesia distinta.
»En aras de salvar su matrimonio y proveer un hogar para sus hijos en el que haya paz, le recomendamos que traten de ponerse de acuerdo. Tanto usted como su esposo pueden ceder un poco en lo que quieren a fin de llegar a un acuerdo.
»Ya que usted es una adulta y no es probable que otra religión la confunda, comience diciéndole a su esposo que lo acompañará a la iglesia de él si él no insiste en que los muchachos vayan con usted. Y dígale que usted seguirá asistiendo a su propia iglesia como de costumbre. (Por supuesto, eso no quiere decir que usted esté dispuesta a cambiar de religión, pero no ofende a Dios que usted le ore a Él dentro de una iglesia diferente.)
»Sin embargo, el apóstol Pablo enseñó que si su esposo no quiere que lleguen a un acuerdo, sino desea más bien dejarla, debe usted permitir que él se vaya.1 Así mismo, si él no acepta los votos matrimoniales que ya le hizo, él tiene la libertad de irse. Pero debe ser él, y no usted, quien le ponga fin al matrimonio.»
Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 842.
Carlos Rey
Un Mensaje a la Conciencia
www.conciencia.net
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En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:
«Hace dieciséis años... quedé embarazada [sin estar casada]. Para tratar de enmendar ese error, decidí formar una familia con el padre de mi hijo....
»Nos casamos sólo por lo civil... y ahora tengo un hijo más con él, pero está con la idea de hacer la boda por la iglesia [a la que él pertenece].... Además, me exige que mis hijos y yo [vayamos con él a su iglesia en vez de la nuestra].... Yo me he opuesto… [porque] pienso que eso los puede confundir.... Desde entonces sólo hemos tenido discusiones que nos lastiman y nos alejan más....
»No puedo más con la presión psicológica y emocional.... Él me dice que lo estoy perjudicando y que no puede pensar en el futuro si seguimos así.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimada amiga:
»Al parecer, su esposo estuvo de acuerdo en que se casaran por lo civil y que usted y sus hijos asistieran a una iglesia de una religión distinta a la de él. Pero ahora, después de dieciséis largos años, ya no está satisfecho con esa boda civil ni con que usted y sus hijos vayan a una iglesia diferente.
»Su hijo mayor ahora es un adolescente, y es posible que el hermano menor también lo sea. Como usted los ha llevado a su iglesia toda su vida, teme que otra religión pudiera confundirlos.
»Muchos adolescentes pasan por una etapa en la que cuestionan la religión. Parecen tener una necesidad comprensible de aclarar lo que creen en vez de aceptar simplemente lo que se les ha enseñado. El escuchar a sus padres discutir sobre la religión bien pudiera hacer que quieran abandonar por completo a Dios. Y tienen el derecho absoluto de preguntarse por qué su padre mostró interés en la religión ahora y no hace dieciséis años. Es del todo posible que escuchar todas esas discusiones en casa pudiera ser más perjudicial para su fe que visitar una iglesia distinta.
»En aras de salvar su matrimonio y proveer un hogar para sus hijos en el que haya paz, le recomendamos que traten de ponerse de acuerdo. Tanto usted como su esposo pueden ceder un poco en lo que quieren a fin de llegar a un acuerdo.
»Ya que usted es una adulta y no es probable que otra religión la confunda, comience diciéndole a su esposo que lo acompañará a la iglesia de él si él no insiste en que los muchachos vayan con usted. Y dígale que usted seguirá asistiendo a su propia iglesia como de costumbre. (Por supuesto, eso no quiere decir que usted esté dispuesta a cambiar de religión, pero no ofende a Dios que usted le ore a Él dentro de una iglesia diferente.)
»Sin embargo, el apóstol Pablo enseñó que si su esposo no quiere que lleguen a un acuerdo, sino desea más bien dejarla, debe usted permitir que él se vaya.1 Así mismo, si él no acepta los votos matrimoniales que ya le hizo, él tiene la libertad de irse. Pero debe ser él, y no usted, quien le ponga fin al matrimonio.»
Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. Este caso y este consejo pueden leerse e imprimirse si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 842.
Carlos Rey
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