En el momento que Cristo murió fue evidente para todos lo que estaban ahí presentes y para el mundo entero, que Jesús era y es el hijo de Dios, el mesías esperado por todos, el Salvador del mundo.

¿Cómo podemos prepararnos para esta batalla? Pablo nos anima a ponernos la armadura de Dios y declarar la Palabra de Dios. Solo al estar equipados espiritualmente podremos resistir los ataques del enemigo.

Hagan esto en memoria de mí. Y luego dijo: «Esta copa es el nuevo pacto entre Dios y su pueblo, un acuerdo confirmado con mi sangre. Hagan esto en memoria de mí todas las veces que la beban.

Lo que Él busca no es lo que podemos darle, sino un corazón que lo adore sinceramente y reconozca su grandeza. Dios nos ha dado la vida y todo lo que poseemos. Él es la fuente de cada bendición y sustento en nuestra vida diaria.

Cuando nos enfrentamos a decisiones difíciles, en lugar de dejarnos llevar por el miedo o la ansiedad, podemos buscar la paz que proviene de escuchar su voz.

No importa cuán manchada esté nuestra vida por el pecado, cuando nos acercamos a Dios con un corazón contrito y humillado, Él está dispuesto a limpiarnos y renovarnos.

El mandato de "no temas" y "ni te desalientes" es una invitación a confiar plenamente en Dios. Él conoce nuestro camino, nuestras dudas y temores, y aún así, promete estar con nosotros.

La diversidad de dones y funciones no es una debilidad, sino una fortaleza que refleja la sabiduría y creatividad de Dios. ¿Cómo puedes usar tus dones para edificar a la iglesia y glorificar a Dios? Aprecia y celebra las diferencias en los demás, reconociendo que juntos formamos un cuerpo completo y funcional.

¿Estamos viviendo de manera que refleje el amor y la verdad de Cristo? ¿Nuestras acciones y palabras apuntan a la bondad de Dios? Al hacer el bien, no solo honramos a Dios, sino que también damos testimonio de Su poder transformador en nuestras vidas.

Dios puede estar presente en formas que no siempre esperamos. A veces, en medio del ruido y el caos, es en el silencio donde encontramos Su voz. Nos invita a detenernos, a escuchar y a confiar en que Él está obrando, incluso cuando no lo vemos de manera evidente.