La meditación de la montaña es una práctica que busca llevar al individuo a un estado de tranquilidad y paz interior, invitándolo a permanecer anclado en el presente.
A menudo comparada con la fortaleza y la quietud de una montaña, esta técnica de meditación enseña al practicante a observar sin juicio y a mantenerse firme frente a la adversidad, emulando la inmutabilidad de la naturaleza.
A través de la meditación de la montaña se aprende a cultivar la ecuanimidad, reconociendo la temporalidad de los pensamientos y emociones y reforzando la conexión con el yo interno.
Es una forma de mindfulness que ayuda a las personas a despejar la mente, reducir el estrés y conectarse con un sentido más profundo de sí mismas y el mundo que les rodea.