Esta práctica de Mindfulness nos ayuda a comprender nuestras emociones y las de las demás personas.
Como veréis, la meditación requiere observar con distancia, sin dejarnos arrastrar por la emoción ni emitir juicios de valor. De esta manera, tomamos conciencia del estado emocional de una forma muy clara.
Ser tan consciente de las propias emociones, tanto negativas como positivas, supone una gran ventaja.
Primero, para la gestión emocional de las emociones difíciles como la rabia o el miedo, que tienen un gran poder para hacernos reaccionar automáticamente, ya que la identificación es un paso fundamental en el proceso de gestionar emociones.
Segundo, porque puedes utilizar la emoción para realizar una tarea que se vea beneficiada por la influencia de dicha emoción. Por ejemplo, una emoción positiva como la alegría, puede ser la palanca que impulse la creatividad mientras que una emoción negativa, nos hace más eficaces a la hora de detectar errores o procesar información muy específica.
Puedes experimentar esos beneficios utilizando este audio y observando cómo te sientes al finalizar esta práctica.