«Yo soy el Dios de Israel.
Ustedes dicen que aún no es tiempo
de reconstruir mi templo,
 ¡pero viven en lujosas casas
mientras mi templo está en ruinas!

 Sus príncipes en medio de ella son leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que no dejan hueso para la mañana. 4 Sus profetas son livianos, hombres prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley. 

Reúnanse antes de que comience el juicio,
    antes de que su oportunidad de arrepentirse vuele como la paja.
Actúen ahora, antes de que caiga la intensa furia del Señor
    y comience el terrible día de la ira del Señor.

Destruiré por completo todas las cosas de sobre la faz de la tierra, dice Jehová.

Aunque la higuera no florezca,

Ni en las vides haya frutos,

Aunque falte el producto del olivo,

Y los labrados no den mantenimiento,

Y las ovejas sean quitadas de la majada,

Y no haya vacas en los corrales;

18 Con todo, yo me alegraré en Jehová,

Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra.

¿Hasta cuándo debo pedir ayuda, oh Señor?
    ¡Pero tú no escuchas!
«¡Hay violencia por todas partes!», clamo,
    pero tú no vienes a salvar.

Tu herida no tiene remedio;
    tu lesión es mortal.
Todos los que se enteren de tu destrucción
    aplaudirán con alegría.
¿Dónde se puede encontrar a alguien
    que no haya sufrido tu constante crueldad?

¡Prepárate, Asiria,
tu destructor ya va en camino!
¡Reúne a tu ejército!
¡Pon guardias en tus murallas!
¡Vigila el camino
y prepara tus armas!

He aquí sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz. Celebra, oh Judá, tus fiestas, cumple tus votos; porque nunca más volverá a pasar por ti el malvado; pereció del todo.