Hoy comenzamos con la carta de Pablo a la iglesia de los corintios. Una iglesia fundada por Pablo en su segundo viaje misionero.

En su segundo viaje misionero, Pablo continúa predicando el evangelio con poder, y en Éfeso surgen interrogantes sobre el bautismo.

Tanto en I como en II Tesalonicenses, Pablo celebra cómo el evangelio transformó la vida de los creyentes. Su fe los llevó a abandonar los ídolos.

Los bereanos no solo escuchaban la enseñanza de Pablo con entusiasmo, sino que consultaban diligentemente las Escrituras.

La verdadera madurez es vivir conforme a nuestra identidad en Cristo. Pablo nos recuerda que el fruto del Espíritu proviene de la obra de Dios.

Gálatas nos recuerda que la salvación viene por la fe en Cristo, no por el cumplimiento de reglas. El evangelio es la solución a nuestra incapacidad de vivir.

El libro de los Hechos nos muestra cómo Pablo y sus compañeros dependían completamente de la guía del Espíritu Santo en su ministerio.

La carta de Santiago es una de las más prácticas del Nuevo Testamento, desafiándonos a vivir una fe auténtica que impacta cada área de nuestra vida.

Hechos 13 y 14 nos muestran cómo el evangelio se propaga poderosamente durante el primer viaje misionero de Pablo y Bernabé, llevándolos a varias regiones.

En Hechos 11-12, la iglesia sigue expandiéndose, guiada por el Espíritu Santo. A pesar de la persecución, Dios sigue obrando. Pedro es liberado milagrosamente.