Las primeras liturgias en occidente nacen a partir del siglo IV, muchas de ellas ligada a un territorio o ciudad principal como Roma, Benevento, Milán, entre otras. Cada una de ellas surge con elementos propios, donde la música estará ligada intrínsecamente con su desarrollo; siendo objeto de muchas disertaciones, homilías y tratados, como los de San Agustín, Boecio, San Ambrosio, San Isidoro de Sevilla o Julián de Toledo. En esta primera parte nos acercaremos a las primeras obras musicales que acompañaban estas liturgias.