No he visto, ni logro imaginar, el desarrollo de los seres humanos sin cuestionar el tan famoso “status quo” (que básicamente podría definirse como el estado de las cosas en un momento en particular).
Desde muy pequeños –y sin saberlo a nivel consciente– empezamos a cuestionarlo todo con los famosos “¿Y por qué? ¿Y por qué?”, y podíamos pasarnos un buen rato en ese bucle irracional de preguntas que de hecho podrían no tener sentido para ti como parte del contenido de este episodio, pero sí deja en claro algo:
Está en el ser humano el natural instinto de cuestionar para salir del estado actual y familiar, aprender cosas nuevas y crecer como resultado de ello.
La cuestión aquí es que no todas las personas se sienten cómodas con romper sus propios moldes, porque más puede ganarles la parálisis emocional como consecuencia de afrontar la incertidumbre (o de cuestionar la identidad que han ido formando de sí), que dejarse sorprender por los resultados de tomar acción.
Si yo hubiera sabido que las sorpresas de la vida me iban a dar más herramientas para tenerle menos miedo a lo incierto, hubiera tomado ese camino mucho tiempo antes, pero lo que pasó es que nadie me dijo que cuestionarme me ayudaría a crecer.