Y hoy queremos escribir uno. Un cuento que tiene a dos
protagonistas principales. Uno de ellos es un niño de la Úbeda renacentista,
que ya desde muy pequeñito llevaba gafotas grandes para paliar su déficit
visual, Cristóbal, el segundo de cuatro hermanos, y que se quedó ciego a los
16. La otra, una niña de Carratraca, un pueblecito hermoso de la Serranía de
Ronda, la mayor de tres hermanos, que apenas diferenciaba la claridad de la
sombra, ni distinguía los colores.
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