Podríamos pensar que el hecho de que el Mesías tenía un misión divina y que estaba capacitado para ella, le evitará enfrentar cualquier obstáculo. Pero fue lo contrario, en su misión, encontró múltiples obstáculos pero en cambio de tener una reacción negativa o cambio de planes, vemos que el fue consistente con su misión y la llevó a feliz término, y nunca volvió atras.
En el evangelio de Mateo 26:39 leemos “Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” La profecía de Isaias habla de cómo Jesús tendría siempre su oído abierto a escuchar la voluntad de su padre y esto no solo en temas positivos, sino en momentos difíciles como lo su oración en el huerto del Getsemaní, donde no rehusó la “copa” que le fue presentada. Esta copa representa para nosotros, las experiencias de la vida, ya sean buenas o malas. Jesus tenía que enfrentar la experiencia de la muerte eterna en nuestro lugar. Pero en cambio de rebelarse o pensar en echarse para atrás, se sometió a la voluntad de su padre y allí estuvo la victoria más grande de su vida y también puede estar la tuya y la mía.