El gran escritor Javier Marías nos habla de su última novela, “Así empieza lo malo” (Alfaguara), una historia donde el propio escritor, durante una charla en el Bar Museo Chicote de Madrid, nos dijo que aborda algunas cuestiones que ya han aparecido en otras novelas suyas: los secretos de familia, la intimidad de la pareja, el engaño, lo que es verdad y lo que es mentira y, también, el perdón.
Un tema este último que le interesaba de manera especial desde el punto de vista de la arbitrariedad.
Porque no deja de sorprenderle lo curioso que resulta que seamos capaces de perdonar cosas realmente graves y sin embargo nos cueste perdonar algunas nimiedades. Como también somos capaces de perdonar aquellas cosas graves que no nos afectan directamente a nosotros.
Reconoció Marías que esta es su novela más erótica y sexual, aunque él suele abordar el sexo de una manera “rara” (ese fue el calificativo que utilizó).
Y también es la más cinematográfica, ya que el protagonista es un director de cine y hasta su tío, el director Jesús Franco, tiene un papel secundario.
(Emitido en el programa Página Dos de TVE el 21/09/2014)
Vídeo de la entrevista: https://youtu.be/7kt70bnq50A
Sinopsis del libro: "Así empieza lo malo" cuenta la historia íntima de un matrimonio de muchos años, narrada por su joven testigo cuando éste es ya un hombre plenamente adulto. Juan de Vere encuentra su primer empleo como secretario personal de Eduardo Muriel, un antaño exitoso director de cine, en el Madrid de 1980. Su trabajo le permite entrar en la privacidad de la casa familiar y ser espectador de la misteriosa desdicha conyugal entre Muriel y su esposa Beatriz Noguera.
Muriel le encarga que investigue y sonsaque a un amigo suyo de media vida, el Doctor Jorge Van Vechten, de cuyo indecente comportamiento en el pasado le han llegado rumores. Pero Juan no se limitará a eso y tomará dudosas iniciativas, porque, como él mismo reconoce desde su edad madura, -los jóvenes tienen el alma y la conciencia aplazadas-. Así descubrirá que no hay justicia desinteresada, sino que está siempre contaminada por el rencor personal y por los propios deseos, y que todo perdón o castigo son arbitrarios.