En este fragmento de Crónicas Bárbaras, Pedro Herrero analiza la reacción furiosa de sectores del feminismo institucional contra Juan Soto Ivars y Susanna Griso, después de que ambos presentaran un libro que aborda el tema de las denuncias falsas, uno de los grandes tabúes del discurso feminista contemporáneo.

Herrero explica cómo, ante cualquier intento de matizar, investigar o simplemente hablar de este fenómeno, parte del activismo reacciona con ataques personales, insultos y campañas de señalamiento.

La crítica no se dirige al contenido del libro, sino a la osadía de tocar un territorio considerado sagrado: la idea de que toda denuncia es automáticamente verdadera, y que cuestionarlo es una forma de violencia.

Pedro expone cómo las feministas más radicalizadas han lanzado una ofensiva contra Soto Ivars, acusándolo de dar munición a la derecha, y contra Susanna Griso, por “blanquear” un tema que, según ellas, no debe siquiera pronunciarse en un plató.

El simple hecho de presentar un libro se convierte así en un linchamiento digital.

Herrero explica que esta reacción revela un problema más profundo:

la política identitaria ha sustituido la discusión por la censura emocional, y cualquier dato que contradiga la narrativa oficial se etiqueta como peligroso.

El feminismo institucional prefiere un mito útil a una verdad incómoda.

El vídeo detalla cómo esta histeria colectiva sirve para mantener un relato que no resiste análisis:

el de que las denuncias falsas “no existen”, pese a que el propio sistema judicial reconoce casos y advierte de estadísticas inexactas y mediciones deficientes.

Pedro Herrero sostiene que el feminismo que ataca a escritores y periodistas por hablar del tema no defiende a las mujeres:

defiende un dogma político.

Y ese dogma es incompatible con el pensamiento crítico, la investigación y la democracia liberal.

Una pieza afilada, valiente y profundamente crítica sobre los límites del debate público en España.

En este fragmento de Crónicas Bárbaras, Pedro Herrero analiza cómo RTVE ha convertido su prime time en una maquinaria de propaganda emocional, con figuras como Anabel Alonso, Marc Giró, Henar Álvarez y Andreu Buenafuente actuando como altavoces del discurso oficial.

Lo que debería ser televisión pública se ha transformado en un plató de telebasura política, donde el humor, la opinión y la ideología se mezclan sin escrúpulos.

Herrero expone cómo estos rostros mediáticos funcionan como parte de un ecosistema cultural que normaliza la retórica del Gobierno bajo la apariencia de entretenimiento progresista.

No es debate, es marketing;

no es humor, es alineación emocional;

no es servicio público, es militancia disfrazada de espectáculo.

Anabel Alonso aparece como la voz moral indignada, siempre disponible para recitar la consigna del día.

Marc Giró, convertido en agitador de plató, utiliza el sentimentalismo como arma política.

Henar Álvarez representa la ideología pop, con discursos prefabricados que sustituyen a cualquier análisis real.

Andreu Buenafuente, desde su papel de patriarca de la comedia progre, legitima el clima cultural con humor envuelto en superioridad moral.

Pedro Herrero denuncia que RTVE se ha convertido en un ecosistema cerrado, donde siempre intervienen los mismos portavoces, las mismas frases hechas, los mismos enemigos y el mismo relato.

La televisión pública deja de ser un espacio plural para convertirse en una máquina de agitar emociones, diseñada para sostener el marco narrativo del Gobierno.

Herrero lo resume con claridad:

la propaganda ya no se disfraza de información —ahora se disfraza de entretenimiento—, y esa mezcla tóxica ha producido la verdadera telebasura institucional.

Una pieza lúcida y afilada sobre medios, poder y cultura política en España.

En este fragmento de Crónicas Bárbaras, Pedro Herrero analiza el nuevo rumbo de Vox, un giro estratégico que tiene como protagonistas a figuras emergentes como Carlos Quero y José María Figaredo, ahora convertidos en dos de los portavoces más visibles del partido en su ofensiva contra la izquierda cultural, mediática e institucional.

Pedro explica cómo Vox está reconfigurando su discurso:

menos teatralidad y más combate estructurado, más presencia en la discusión económica y jurídica, y un esfuerzo por articular un discurso que incomode al bloque progresista sin caer en la caricatura mediática.

Carlos Quero encarna un perfil más técnico y disciplinado, mientras Figaredo mantiene la faceta combativa, directa y simbólica que moviliza a la base.

El vídeo muestra cómo el partido quiere pelear con método, profesionalizar su relato y presentarse como alternativa real ante una izquierda que domina el marco cultural y moral del debate público.

Herrero sostiene que Vox está intentando salir del corsé que la izquierda le impuso —el del “partido escándalo”— para convertirse en un actor más sólido, con portavoces capaces de sostener argumentos más complejos.

Pedro también expone las tensiones internas entre el Vox del grito y el Vox de la idea, entre el impacto emocional y la propuesta política:

un dilema que Carlos Quero y Figaredo representan como dos caras de una misma estrategia de reposicionamiento.

Una pieza clara y afilada sobre disputa ideológica, táctica parlamentaria y el esfuerzo de la derecha populista por evolucionar.

Temas tratados:

Nuevo rumbo estratégico de Vox

Carlos Quero como perfil técnico y disciplinado

José María Figaredo como rostro combativo

Batalla cultural contra la izquierda

Reposicionamiento y profesionalización del discurso

Pedro Herrero analiza el nuevo marco táctico del partido

En este fragmento de Crónicas Bárbaras, Pedro Herrero analiza el estado del feminismo actual, marcado por discursos emocionales, datos falsos, consignas automáticas y un clima moralista que no admite crítica.

El vídeo profundiza en cómo la corriente dominante del feminismo institucional se ha convertido en un proyecto político más centrado en el relato que en la realidad, más preocupado por la identidad que por la verdad.

La figura de Irene Montero aparece como el eje de esta deriva:

una líder que ha construido una comunidad emocional en torno a la victimización, la épica personal y el sentimentalismo político, donde cualquier disenso se interpreta como violencia, y cualquier matiz, como traición.

Pedro Herrero explica cómo el feminismo institucional ha roto con sus raíces ilustradas —igualdad, racionalidad, derechos— para transformarse en un producto cultural, fácil de viralizar y útil para el poder, pero incapaz de resolver problemas reales como la conciliación, la precariedad o la seguridad de las mujeres.

El análisis expone la paradoja del feminismo actual:

habla de empoderamiento mientras exige tutela;

denuncia la opresión pero erosiona la libertad;

dice representar a todas las mujeres pero solo escucha a las propias militantes.

El vídeo también aborda cómo Irene Montero y su entorno han utilizado las redes sociales, los platós y los discursos incendiarios para convertir la política en performance, mezclando ideología con espectáculo, emoción con propaganda.

Un feminismo que ya no pretende convencer, sino dominar el lenguaje, imponiendo marcos, redefiniendo delitos y colonizando la conversación pública.

Pedro Herrero analiza esta situación como uno de los problemas centrales de la política contemporánea:

una lucha identitaria que utiliza datos falsos, moralina y victimismo como herramientas de poder.

Una pieza lúcida, crítica y demoledora sobre el choque entre feminismo, verdad y política.

En este fragmento de Crónicas Bárbaras, Pedro Herrero analiza la polémica generada en torno al alcalde de Alpedrete, acusado en redes de “negar la violencia machista”, un conflicto que rápidamente se convirtió en munición política para el Gobierno y en un episodio más de la guerra cultural española.

Herrero explica cómo el debate, lejos de abordar el problema de fondo —la violencia, la seguridad y la responsabilidad institucional—, se transformó en un espectáculo de señalamiento moral.

Las reacciones del presidente Pedro Sánchez y de la ministra Ana Redondo, que se lanzaron a Twitter/X para insultar, caricaturizar y atacar personalmente al alcalde, muestran hasta qué punto la política española se ha vuelto totalmente emocional, reactiva y tribal.

El vídeo expone cómo el Gobierno utiliza estas controversias como atajos comunicativos: convertir a un alcalde en villano del día, incendiar las redes, exigir adhesión moral inmediata y reducir cualquier matiz a un “o estás conmigo o estás contra las mujeres”.

Herrero denuncia la infantilización del debate público, donde la violencia se usa como arma arrojadiza y donde el Gobierno prefiere un enemigo imaginario antes que afrontar la complejidad del problema.

El análisis también reflexiona sobre la fabricación del escándalo, la caza digital y el papel de los medios que amplifican el conflicto sin contexto ni rigor.

Más que proteger a las víctimas, el sistema busca ganar trending topics.

Una pieza crítica y lúcida sobre cómo la política española ya no discute realidades: discute narrativas.

Temas tratados:

Polémica del alcalde de Alpedrete y el debate sobre violencia machista

Ataques en Twitter/X de Pedro Sánchez y Ana Redondo

Señalamiento moral y propaganda emocional

Fabricación del enemigo político en redes

Cultura del escándalo y degradación del debate público

Pedro Herrero analiza la instrumentalización del conflicto

En este vídeo de Extremo Centro, Pedro Herrero comenta el artículo La evolución de las ideas (La Razón) para reflexionar sobre la crisis profunda del discurso político, moral y público en España.

La Razón

Herrero sostiene que cuando alguien tiene que repetir una y otra vez que “no se va a morir”, es que todo el sistema huele a muerto. La frase, tomada del artículo, actúa como detonante de un análisis más amplio sobre la transformación —o deterioro— de las ideas en un espacio público saturado de emoción, espectáculo y silencio.

El vídeo aborda cómo la política española ha subcontratado la reflexión a la cultura del marketing emocional, la retórica vacía y la moral de consumo. Las “ideas” ya no evolucionan; se repiten, se reciclan, se venden.

Herrero examina la forma en que los pronunciamientos públicos intentan construir una autoimagen virtuosa, mientras el concepto de lo común —la comunidad real de ciudadanos— se diluye en un frenético ruido mediático.

La discusión pasa por el multiculturalismo, la seguridad, la frontera, la educación, el debate público y la forma en que la izquierda ha pactado no tanto con la política como con el gesto.

Herrero muestra que muchas veces lo que se presenta como cambio es solo adaptación simbólica, y que la verdadera evolución de las ideas exige dolor, riesgo y ruptura, no solo declaraciones en medios.

Una charla intelectualmente vigorosa que invita a pensar sobre lo que está detrás de los titulares.

Temas tratados:

Evolución de las ideas vs. repetición doctrinal

Moral pública, política espectáculo y cultura de la emoción

El papel de los medios y del marketing político en las ideas

Crisis del pensamiento colectivo en España

Análisis del artículo del diario La Razón por Pedro Herrero

En este fragmento de Crónicas Bárbaras, Pedro Herrero comenta el último tuit viral de Isabel Rodríguez, un ejemplo perfecto —según él— del circo político en el que se ha convertido la comunicación pública del Gobierno.

Lo que debería ser un mensaje institucional serio termina convertido en un ejercicio de propaganda emocional, pose política y teatralidad barata para redes sociales.

Herrero explica cómo este tipo de mensajes están diseñados no para informar, sino para performar, para exagerar, para construir imágenes épicas de la nada y para fabricar trending topics que sustituyen la gestión por la estética.

En el análisis, Pedro muestra cómo la política española vive atrapada en un ecosistema de gestos, donde cada tuit se convierte en un escenario y cada político en una caricatura de sí mismo.

El vídeo profundiza en la lógica de la propaganda contemporánea:

un Gobierno que cree que comunicar es hacer política, que un tuit es una reforma y que una frase emocional puede reemplazar una decisión real.

En este caso, el tuit de Isabel Rodríguez funciona como ejemplo del deterioro institucional:

protagonismo personal, lenguaje hipersentimental y ausencia total de contenido.

Pedro Herrero lo resume con claridad:

la política ya no es Parlamento, es circo;

no es gestión, es performance;

no es responsabilidad, es autoestima digital.

Una pieza irónica y lúcida sobre cómo la decadencia de la comunicación pública ha convertido al Estado en un escenario permanente.

Temas tratados:

Análisis del tuit de Isabel Rodríguez

Política convertida en circo y performance

Propaganda emocional y comunicación vacía

Crisis de la seriedad institucional

Redes sociales como sustituto de la gestión

Pedro Herrero desmonta la estética del sanchismo

En este fragmento de Crónicas Bárbaras, Pedro Herrero analiza el último escándalo protagonizado por Irene Montero, que ha publicado un tuit vergonzoso repitiendo cifras falsas sobre la brecha salarial, un dato convertido en mantra emocional del feminismo institucional aunque no resista ni el mínimo contraste estadístico.

Herrero explica cómo la exministra utiliza esta clase de mensajes como arma política:

no para informar, sino para inflamar, dividir y sostener un relato victimista que necesita enemigos constantes para sobrevivir.

Su tuit, que mezcla datos manipulados y frases moralizantes, se convierte en ejemplo perfecto de cómo la política española ha dejado de trabajar con hechos y ha abrazado de lleno la teología del dato falso.

El vídeo muestra cómo parte del feminismo institucional ha construido su legitimidad sobre estadísticas exageradas o directamente inventadas.

La brecha salarial es el mejor ejemplo: una cifra repetida sin contexto, deformada para justificar agendas ideológicas y convertir cualquier objeción en herejía.

Pedro Herrero denuncia que esta dinámica no es anecdótica:

es uno de los problemas más graves de la política actual.

Si las instituciones, los partidos y los medios aceptan la mentira como herramienta legítima, entonces el debate público se convierte en propaganda emocional y la democracia se reduce a espectáculo.

La pieza profundiza en la raíz del problema:

la política española está enferma de datos falsos, moralina digital, activismo sin rigor y líderes que confunden Twitter con el BOE.

Y mientras tanto, los problemas reales —productividad, empleo, seguridad, desigualdad— quedan enterrados bajo toneladas de narrativa predefinida.

Una reflexión afilada, irónica y necesaria sobre cómo el debate público se derrumba cuando la verdad deja de importar.

Temas tratados:

Irene Montero y su tuit vergonzoso sobre la brecha salarial

Manipulación de datos en el feminismo institucional

Política emocional, propaganda y narrativa victimista

La brecha salarial como dato descontextualizado

Crisis de credibilidad de instituciones y medios

Pedro Herrero analiza el verdadero problema político actual

En este fragmento de Crónicas Bárbaras, Pedro Herrero comenta la escena viral de la llamada “cena de los idiotes”, con la foto de J. Gallego y Ángeles Caballero posando ante un fondo rojo, y reflexiona sobre el fenómeno de romper una amistad por Pedro Sánchez.

Una imagen que resume, según Herrero, la degradación emocional y social de la política española: amistades que se rompen, cenas convertidas en rituales ideológicos y periodistas que ya no narran la realidad, sino que la interpretan como parte del elenco.

Pedro analiza cómo el sanchismo ha construido un ecosistema afectivo donde la lealtad política se convierte en moral personal, y donde la discrepancia ya no se procesa como diferencia, sino como traición.

Romper una amistad “por culpa de Pedro Sánchez” no es una anécdota: es la consecuencia de un clima en el que el poder ha colonizado lo íntimo.

La foto en la cena de los idiotes se convierte en símbolo:

periodistas y figuras públicas celebrando un relato, rodeados de decorado, iluminación perfecta y una estética que parece más un sketch que un acto social.

Herrero señala que la política española ya no se debate, se interpreta; ya no se piensa, se actúa; y las cenas se han convertido en escenografías donde cada gesto es propaganda.

El vídeo es una crítica a la teatralización del espacio público, a la emocionalización del poder y a la cultura del “bloque moral”, donde cada persona debe decidir quién es según quién vota.

Pedro Herrero conecta estos fenómenos con la crisis del debate, el deterioro de los medios y la infantilización de la ciudadanía.

Una reflexión lúcida y satírica sobre la política que invade la vida privada, la amistad como baja colateral del relato y una élite mediática que trabaja más como elenco de reparto que como contrapoder.

Temas tratados:

La “cena de los idiotes” y la foto de J. Gallego y Ángeles Caballero

Amistades rotas por política y emocionalización del sanchismo

Cultura de la adhesión y rituales ideológicos

Medios, propaganda y estética del poder

Pedro Herrero analiza la teatralización social y política

En este fragmento de Crónicas Bárbaras, Pedro Herrero analiza la guerrilla comunicativa del PSOE, una estrategia que combina sentimentalismo, propaganda cultural y presencia mediática calculada.

El episodio arranca con la aparición de Pedro Sánchez en Radio 3, un movimiento que Herrero interpreta como un intento del presidente por infiltrarse en espacios simbólicos que históricamente no eran políticos, pero que ahora sirven de plataforma emocional para reconstruir su imagen.

Pedro explica que no es casualidad: cuando la política pierde credibilidad, invade la cultura.

Sánchez no va a Radio 3 para hablar de música, sino para reposicionarse como figura amable, cercana, juvenil, un storytelling diseñado para una audiencia cansada del discurso institucional.

El análisis se amplía a la táctica audiovisual del PSOE, especialmente a través de TVE, donde Herrero denuncia la proliferación de proyectos basura: formatos improvisados, programas de entretenimiento disfrazados de servicio público y contenido político embadurnado de cultura pop.

No buscan informar: buscan pescar votos.

Pedro Herrero explica cómo la cadena pública ha adoptado un modelo de comunicación destinado a normalizar al Gobierno, suavizar su desgaste y llenar el espacio público de ruido amable.

Lo que debería ser servicio público se ha convertido en una fábrica de estímulos pensados para sostener el relato del poder.

En conjunto, el vídeo muestra cómo el PSOE ha creado una red de guerrilla comunicativa:

Radio 3 para lo simbólico, TVE para lo emocional, redes sociales para la estética y el victimismo.

Una estrategia que no pretende gobernar mejor, sino permanecer.

Pedro lo resume con claridad:

el Gobierno no comunica para informar; comunica para no caerse.