Con los acontecimientos vividos en Francia en nuestra memoria, en nuestra oración y en nuestro corazón, no puedo dejar pasar esta oportunidad para hacer tres llamadas:

Una llamada a la empatía con los que sufren, con los que lloran, con los que día a día tienen que pasar estas situaciones horrorosas

Una llamada a la esperanza reconociendo que el mal no tiene la última palabra

Una llamada a la acción porque en definitiva, en nuestra manos está cambiar esta situación. Cada uno con su granito de arena.

Hoy la palabra clave que llena la Palabra de Dios es la Generosidad.

Ahora bien, para ser generosos debemos tener una serie de actitudes que pueden guiar nuestras vidas. La primera es la de observar el mundo que nos rodea para captar los pequeños detalles. La segunda es la de la transparencia coherencia en clave de la vocación a la que hemos sido llamados: la del amor sin fronteras. Y la tercera es la de darlo todo, porque todo es lo que hemos recibido...una llamada al amor desde el mismo Amor.

Te invito a vivirlo y a disfrutarlo.

Hoy es un día especial. La Iglesia, en su liturgia, nos recuerda que todos estamos llamados a la Santidad.

Santidad que, aunque pareciese que es algo fuera del alcance de casi todos, es una invitacion a recibir un regalo, a responder a una llamada universal y personal y a sentirnos tanto dichosos como comprometidos.

Es un reto responder a lo que Dios quiere, sobre todo cuando lo que quiere es enseñarnos a amar de verdad. ¿Te atreves a vivirlo? Yo sí.

La Palabra de Dios de hoy nos habla de algo genial y sorpresivo, algo que lo transforma todo de nosotros en camino a la felicidad, algo que descoloca todo lo que dábamos por seguro y nos abre a una nueva realidad: la llamada. Y no hablo de una llamada a la vida religiosa o sacerdotal, sino una llamada a la felicidad y al seguimiento, desde lo que somos, a Jesús: al amor.

En este domingo se nos invita a tres actitudes clave:

a. El reconocimiento de Jesús como verdadero hombre y por lo tanto referencia para nuestra vida.

b. La llamada a la coherencia en el amor rompiendo con el poder y los primeros lugares.

c. El llamado al Servicio como clave de vida de todo creyente.

¿Te atreves?

Reconocimiento, encuentro y sencillez. Tres palabras sobre los cuales se puede pivotar toda la reflexión de las lecturas el día de hoy. Reconocimiento del otro en su realidad, en su totalidad, con sus fortalezas y sombras.

Encuentro de lo que signifca el otro para uno. Encuentro de amor y de vida.

Sencillez para reconocer todo lo que Dios hace con nosotros.

En los textos de este Domingo se nos invita, a través de tres llamadas, a construir un mundo nuevo. La llamada a la profecía, a la tolerancia y a la corencias. Profeta que clama frente a a las injusticias y a la deshumanización. Tolerante frente a lo diferente, al otro, al ser humano que uno tiene al lado. Coherente con el estilo de vida creyente o no que uno ha elegido. En eso uno se juega la construcción del reino.

En los textos de este Domingo se nos invita, a través de tres llamadas, a construir un mundo nuevo. La llamada a la profecía, a la tolerancia y a la corencias. Profeta que clama frente a a las injusticias y a la deshumanización. Tolerante frente a lo diferente, al otro, al ser humano que uno tiene al lado. Coherente con el estilo de vida creyente o no que uno ha elegido. En eso uno se juega la construcción del reino.

Son tres las actitudes que quiero resaltar a la luz de la escritura: La Coherencia, La construcción de la paz y el Servicio. Después de todo, la coherencia nos lleva a vivir en consecuencia con nuestros valores. Valores que nos deben llevar a construir la paz en un mundo de guerras. Con lo cual, el servicio es pieza clave en esta construcción continua del Reino, siempre desde el amor.

¿Qué nos transmite el Señor en lecturas del domingo?

Primero, nunca estamos solos. El Señor está con nosotros en los momentos de felicidad y en los momentos de sufrimiento. Siempre está Allí.

Segundo, la pregunta: ¿quién es Jesús para ti? Pregunta ineludible que debes responder para transformar tu vida.

A partir de allí, lo tercero, no importa tu vulnerabilidad, debes ser coherente con la fe que profesas.

¡Tú puedes! Dios, Jesús y el Espíritu te acompañan siempre!.