La luz tenue baña el suelo de piedra. Unos dedos delicados tantean en la oscuridad, buscando un apoyo que no encuentran. Una joven, vestida de blanco, con los ojos vendados, extiende las manos en busca del patíbulo. A su lado, una dama llora en silencio, mientras un verdugo con el rostro sombrío se prepara para el acto final.
Esta no es una escena de ficción. Es un instante congelado en el tiempo, un reflejo del destino trágico de una joven que, durante solo nueve días, fue reina de Inglaterra. Hoy nos adentramos enLa ejecución de Lady Jane Grey, la obra maestra de Paul Delaroche, una pintura que no solo captura el dramatismo de su historia, sino que también nos obliga a mirar de frente la fragilidad del poder, la injusticia y la inevitabilidad del destino.