Imagínate por un momento todo el profesorado de tu escuela en un gran tablero de ajedrez. A mí me gusta verlo así. Está a punto de empezar la partida. Por un lado, los directivos, que están representados por las figuras del rey y la reina. Y después, estáis el equipo docente, el resto de piezas. Pero con una peculiaridad: no existe ningún peón. Sois catorce torres, alfiles y caballos. ¡Ningún peón! Es que estamos hablando al fin y al cabo de docentes, de gente cualificada, capaz de dar mucho y de actuar con iniciativa, no sólo de ejecutar pequeñas indicaciones.