Un paciente me comentaba que no necesitaba a la gente, y que él estaba bien solo. Yo le explicaba que eso era muy bueno porque tenía un impacto positivo sobre su bienestar, al ser una persona independiente que no necesita a nadie para funcionar y encontrar placer en las cosas, pero también le explicaba que no estaba en lo cierto al creer que no necesita a otras personas, ya que estamos programados para relacionarnos y conectar con los demás.
El objetivo está en conseguir el equilibrio entre ambas cosas: aprender a estar solo (sin sufrir) y sentirte bien al interactuar de forma sana con otras personas.
Nuestra psicóloga, María Arévalo, te cuenta más aquí.