Hoy, Enrique Monasterios nos pone delante el proceso condenatorio de Jesús. Herodes Antipas, hombre ambicioso, solo espera que Jesús haga un milagro delante de él y como no lo consigue, le toma por loco. Barrabás se da cuenta de que él era quien merecía morir en esa cruz y no Jesús. Un hombre del pueblo, que gritó con fuerza: «crucifícale» por miedo a las palabras de Jesús, porque le comprometían, descubre después de la muerte de Jesús, como todo ha sido un engaño por parte de las autoridades.