Es universalmente reconocido que las adjudicaciones directas constituyen una de las prácticas que más se prestan a la corrupción. Este gobierno ha abusado de ellas a pesar de haber prometido que se erradicarían
En 2021 se mantuvo la tendencia histórica en la que 8 de cada 10 contratos del gobierno han sido entregados por adjudicación directa.
El porcentaje del monto de las adjudicaciones directas se mantiene arriba del nivel de los sexenios anteriores.
En el área de servicios de comunicación social y publicidad, el 90% de los contratos se dieron sin licitar y las 10 empresas que han recibido más recursos ganaron el 100% de sus contratos por adjudicación directa.
El IMSS, el Banco de Bienestar y el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) son las instituciones con mayores montos y porcentajes de adjudicaciones directas.
Los conceptos de “Servicios profesionales, científicos, técnicos y otros servicios” y “Productos químicos, farmacéuticos y de laboratorio” concentran los mayores montos de adjudicaciones directas de la APF.
Al revisar las compras públicas de las entidades federativas, la licitación pública fue utilizada en 35% de las ocasiones y entregó el 56% de los recursos. Las entidades con más contratos dados por adjudicación directa fueron Colima (92.8%), Oaxaca (70.5%) y Michoacán (64.6%).
Hay 9 entidades en que el mecanismo más utilizado para contratar no fue la adjudicación directa ni la licitación pública, sino la invitación restringida. Se trata de Guerrero (100%), Tlaxcala (91.4%), Tamaulipas (83.5%), Jalisco (60.8%), Baja California Sur (57.6%), Sinaloa (52.4%), Coahuila (45.2%), Nayarit (39.3%) y Campeche (37.2%).