"El urutaú conversaba en el barrio ni bien se escondía el sol y asomaba la luna.
Una noche tomé coraje, la levanté a mi prima y le dije -¡vamos a ver en que árbol está!- y
salimos las dos de pijamas, con cara de dormidas pero con la intriga despierta.
Nos zambullimos en un bosque a una cuadra de casa, buscando esa rama pico de urutaú. Hasta que
casi sin rastrear mucho, nos canto a unos pocos metros, donde caminamos y lo
vimos casi estatua, tranquilo, sentado en su calma. Al acercarnos un poco más
notamos una pequeña luz que se posaba junto a él unas ramas más al costado."
Además, en este texto que van a escuchar, hay un fragmento de “Borrador para un abecedario” de Virginia Cano.
Página 73, capítulo “Vivir”.