Aquí cada uno interpreta las señales como le da la gana.
Algunos niegan la crisis económica porque no acecha tanto como temíamos y otros claman al cielo porque el Euribor está explotado ya.
Algunos se alegran de que la contienda bélica esté más igualada y otros se santiguan porque armas nucleares que pueden destrozar el mundo están empezando a desempolvarse.
No sabemos quién acierta y quién no, lo único que sabemos es que cuando el final se acerque y queráis entrar al refugio nos dará mal rollo que traigáis un bebé reborn.
Marchando una ronda más en el Bar del Fin del Mundo.