Quizá no supe expresar exactamente lo que quería decir, pero ya lo había dicho así. Por más que intentara arreglarlo, ya estabas a la defensiva. Quizá pensarías que realmente no quería nada contigo, y claro que quería algo contigo; era más que evidente. Sólo que aún no era tiempo. Tenía claro que las heridas deben ser cuidadas hasta que cicatricen, o de lo contrario vuelven a sangrar a la primera oportunidad.