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El expresidente de Colombia Álvaro Uribe ha sido condenado a 12 años de arresto domiciliario tras ser declarado culpable de soborno a testigos y fraude procesal. Uribe fue condenado por sobornar a miembros encarcelados de grupos paramilitares para que cambiaran testimonios que lo perjudicaban y que exponían los vínculos de Uribe con grupos paramilitares de derecha respaldados por Estados Unidos. Uribe fue un firme aliado de Estados Unidos que gobernó Colombia de 2002 a 2010. Durante su presidencia hubo miles de ejecuciones extrajudiciales de civiles, que luego fueron identificados intencionalmente como combatientes rebeldes en lo que se conoció como el escándalo de los “falsos positivos”. Las ejecuciones tuvieron lugar entre 2004 y 2008, cuando el ejército colombiano, respaldado por Estados Unidos, intensificó su represión contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC.
“Uribe es un hombre supremamente poderoso, es el líder más reconocido de la extrema derecha colombiana, que intentó imponer en el año 2002 un modelo de sociedad en el cual las mafias narcoparamilitares se legalizaran y ejercieran un dominio”, dice el senador y activista por los derechos humanos Iván Cepeda, quien encabezó los esfuerzos para investigar los vínculos de Uribe con los paramilitares.