Al concluír esta temporada, repaso el contenido de cada uno de nuestros episodios, en una mirada global que marca nuestra búsqueda del Hombre Verde. Esta jornada nos llevó lejos y a lugares insospechados, pero me ayudó a llegar a una poderosa conclusión que expresé en el episodio anterior; tan solo el AMOR puede derrotar la maldad, la malicia, la crueldad y los egos indómitos que poseen una sed por el poder inagotable.
En los ojos de mi nieta, he visto la esperanza, y creo, firmemente, que estos nuevos terrícolas constituyen el rostro nuevo y emergente de los Seres Humanos Verdes que construirán un futuro radicalmente diferente, con la naturaleza como su eje central. También exploro una reflexión personal, con la esperanza de hallar más comprensión y afirmo, al final: Talvez este sea el reverdecer de las almas que he tratado de convocar, uno con consecuencias más profundas que el desarrollo de una conciencia ambiental y un regreso a la naturaleza, que más bien implica una verdadera unión de fuerzas, reveladora de una expiación, y una saciedad del espíritu que tiene el poder de restablecer nuestra humanidad.