La contratación de una hipoteca es una de las decisiones financieras más importantes al comprar una vivienda. La semana pasada repasamos la regla básica de no superar el 35% de los ingresos destinados a pagar la hipoteca, incluyendo otros créditos, y ahora abordamos qué tipos de hipotecas existen, la documentación necesaria y cómo negociar con los bancos para obtener la mejor oferta.
Existen tres tipos principales: hipoteca fija, que ofrece cuotas estables y seguridad; hipoteca variable, vinculada al Euríbor, más económica al principio pero con riesgo si sube el índice; y la mixta, que combina ambas, ideal para quienes planean vender pronto. La elección depende del perfil y la tolerancia al riesgo: ¿prefieres cuotas constantes o aceptar posibles subidas?
Para formalizarla, los asalariados necesitan DNI, nóminas recientes, contrato, vida laboral, declaración de renta y movimientos bancarios. Los autónomos deben aportar IRPF, IVA, recibos de autónomos y otros documentos fiscales, siempre con ingresos declarados.
En la negociación, es clave comparar al menos tres ofertas o recurrir a un bróker hipotecario. Entender conceptos como TIN (interés puro) y TAE (coste real con comisiones) es fundamental. Los bancos pueden bajar intereses si se contratan seguros o se domicilia la nómina, pero hay que calcular si compensa.
Los gastos adicionales rondan el 10% del valor de la vivienda: impuestos, notaría, registro, gestoría, tasación y seguros. Antes de firmar, destacan la tasación homologada, el acta notarial de transparencia —que debe entenderse perfectamente— y la firma de escrituras, cuando se reciben las llaves.
También es posible mejorar una hipoteca vigente, especialmente si es fija y con tipos altos, mediante negociación o cambio de banco, siempre haciendo números para evaluar costes y beneficios.
En resumen, los consejos clave para acertar al pedir una hipoteca son: calcular el presupuesto real, limpiar las finanzas antes de iniciar el proceso, comparar tipos y ofertas, negociar con varios bancos y nunca firmar sin entender todas las cláusulas, presentes y futuras. Con estas pautas, la compra de vivienda puede ser una experiencia segura y rentable.