Si a la forma en que salimos de una relación, le diéramos la misma importancia que le dimos cuando queríamos entrar en ella, probablemente lastimaríamos menos corazones.

Un documental de Netflix fue la inspiración de este episodio pero no precisamente para hablar de una estafa económica sino de ese "robo" emocional del que podemos ser víctimas cuando una persona llega a nuestras vidas con malas intensiones y se va como lo haría cualquier ladrón, dejando nuestros sentimientos vacíos y en desorden.

Este episodio no es mas que un llamado a la empatía, a esa capacidad limitada que a veces tenemos de ponernos en los zapatos del otro y respetar su dolor aunque no lo entendamos o lo consideremos muy pequeño comparado con el nuestro.

cuando de una contratación laboral se trata, no solo deberíamos tener en cuenta el dinero que entra en nuestro bolsillo sino también la paz que hay en nuestro corazón. Porque en medio de un ambiente laboral nocivo, no hay manera de rendir al 100% por mas alta que sea la suma que estamos devengando.

Hay relaciones que por mas dañinas que sean, son difíciles de cortar. Y es probable que esto pase porque la persona que nos lastima, también nos brinda otro tipo de emociones positivas que se convierten en un velo que oculta todo el daño que nos hacen.

En medio de tanta "perfección" que nos vende la sociedad, se nos está olvidando validar que somos suficientes y hermosas con el cuerpo que tenemos.

Es increíble pero "cobrar" por nuestro trabajo hace parte de la lista de nuestros grandes temores, pero debemos aprender a valorar lo que hacemos y de paso perder el miedo a ponerle precio.

Si hiciéramos la tarea de activar de manera constante nuestros filtros, probablemente nos desgastaríamos menos con lo que resta y avanzaríamos mas de la mano de lo que suma.

Decir no, hacerse a un lado, poner el freno de mano o cualquier cosa que implique desapego genera mucha dificultad cuando de relaciones se trata. Pero a veces ese "no" puede ser el boleto de libertad para un futuro libre y prometedor.

Cuando entramos en un desierto nos sentimos tan perdidas y agotadas que hasta perdemos nuestra identidad. Pero ese tiempo de confusión y dolor puede ser el momento mas enriquecedor para construir nuevamente esa persona que siempre fuimos.