A veces sentir tanto puede ser agotador. Pero hay valores que no se van, aunque duelan. Porque no son una elección, son parte del alma. En este episodio hablo desde ahí: desde la lucha entre querer endurecerse y aceptar que hay una esencia que simplemente no se puede apagar, que es parte de mi y hoy me permito abrazarla.

En este episodio te hablo de eso que pesa, pero también de lo que libera.

¿Y si mañana ya no tengo la oportunidad?

¿Y si ese perdón te lo debes a ti mismo?

Dale play y cuéntame en los comentarios que te pareció.

A veces, con tal de pertenecer, aceptamos cosas que nos están destruyendo por dentro.

Relaciones, ambientes, dinámicas, círculos, trabajos… Lugares que nos reciben, sí,
pero a costa de nuestra paz, dignidad o propósito.

¿Alguna vez has sentido que estás presente, pero no perteneces?

Hoy quiero hablarte de esos momentos donde creíste que nada estaba pasando… y en realidad, Dios ya lo estaba haciendo todo….

Aprendí a pausar… y en la pausa, me encontré.
No fue rendirme, fue respetarme. A veces, lo más valiente que puedes hacer por ti misma es pausar.
Verificar tu vida, reconocerte, encontrarte.
Y construir desde cero, pero esta vez… con Dios como norte.

Aprendí a respirar más profundo, a hacer pausas, a mirar el cielo y agradecer porque aunque todo por fuera se sentía igual… por dentro ya no lo era.

Es difícil explicarlo, pero cuando Dios entra a tu vida, lo invisible cobra poder. Y ese poder empieza a ordenar lo visible: tus relaciones, tus decisiones, tus palabras, tus pensamientos, tu energía, etc.

Soy un testimonio vivo de cómo un instante pudo transformar mi entorno, mi ser… mi vida.

El despertar que me llevó a reconstruirme desde 0.

Éste solo es el primer paso donde compartiré con ustedes como Dios transformó mi vida

Como pasar de una persona doliente a receptor, como buscar sanidad dentro una una situación hiriente