Podcast del columnista Arcadi Espada, que será el eco de sus intereses. Estarán la política y sus guerras, y los libros, la comida, las películas y los viajes. Como en el tango de
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By El Mundo
Podcast del columnista Arcadi Espada, que será el eco de sus intereses. Estarán la política y sus guerras, y los libros, la comida, las películas y los viajes. Como en el tango de
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Se sorprendió de que Biden no haya respondido a su pregunta. El discurso de despedida que dio el miércoles desde el Despacho Oval no es malo, pero ¿Cómo es posible que no aluda a las razones por las que tiene que hacer ese preciso discurso? ¿Quién podrá saber, en un futuro, solamente con ese texto y la carta de la semana pasada, por qué se retiró de la carrera presidencial? La fuerza del sobreentendido es tal, ¡funciona tan bien!, que ni siquiera el periodismo se lo pregunta. No así él, perfecto idiota si se quiere, siempre pendiente del dedo y no de la Luna.
¡Impecable el auto del Tribunal Supremo planteando la cuestión de inconstitucionalidad contra la ley de amnistía! En él se expone de manera cabal todo lo que fue el proceso y la inmoralidad intrínseca del borrado de los delitos a los sediciosos. Y, sobre todo, se asienta esa suerte de rectificación interna que supone llamar a las cosas por su nombre: en efecto, fue un intento de golpe de Estado.
Hace calor, por supuesto que hace calor en su estación favorita –«eres lúbrica y solar como la palabra verano», escribió Félix Grande–, así que, una vez más, observa cómo la Aemet se ha convertido en el heraldo más descacharrante del apocalipsis.
Es tiempo de Juegos Olímpicos, ¡y en París!; tiempo feliz, mal que les pese a los cenizos. París, recordó, aquella ciudad a la que venció la Barcelona gloriosa de Juan Antonio Samaranch.
Antes de irse de vacaciones, comentó con Santos el más reciente burning paper que lo ha estimulado. A la hora de elegir pareja, la gente declara que se fija en unas cosas pero, ¡ajá!, se fija en realidad en otras. Lo que callan: prefieren a los buenos amantes y que huelan bien.
Y fue así que Espada yiró.
Bibliografía:
- Jaume Boix y Arcadi Espada, Samarach. El deporte del poder
- Bill Hansson, Cuestión de olfato
Banda sonora:
- Eran los días señalaítos de Santiago y Santa Ana
- Yira Yira Soundtrack
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Garantizó a Santos que ni ahora ni nunca tendrán efecto alguno en la libertad de expresión, y mucho menos en la verdad, los planes de Sánchez contra lo que llama bulos. ¡Pura propaganda! Eso no quita que no haya que arremeter ferozmente contra el argumentario líquido del presidente. Tomó como ejemplo lo que dijo en el Congreso sobre la violencia de pareja y la homofobia. Ahí estaba el bulócrata, ¡el metabulo!, exhibiéndose ante nosotros.
Ahora bien, los múltiples reproches que haya que hacérsele al presidente del Gobierno no pueden materializarse en una falta de educación como la que mostraron los jugadores de la selección española. ¡Eso no pasaría con Mbappé! El mayor daño que hace Sánchez no es a los suyos sino a sus enemigos acérrimos –cosas del sistema simpático, opinó–: que el presidente sea un cafre institucional no debe volver cafres al resto.
No tiene nada claro que Puigdemont, como cuentan algunas crónicas, quiera volver a España antes de que el Tribunal Constitucional se pronuncie en su favor. Ello significaría renunciar a la presidencia simbólica de la que él mismo se invistió. Le parece más probable que los independentistas busquen la repetición de las elecciones, y se verá lo que ese escenario abre para la política nacional. De la decadencia de Cataluña, en cualquier caso, da cuenta la cantidad de empresas prófugas –¡el sistema simpático!, repitió– que vuelven a repuntar.
Le interesa comprobar cómo será ese que ya llaman «nuevo Trump». Al respecto observó: no es solamente un hombre que estuvo a punto de morir por una bala, sino que, a partir de ahora, no tendrá otra cosa en mente a cada paso que dé.
Antes de irse, pidió a Santos glosar un nuevo paper candente y, oh, se lamentó, ¡ciertamente es dura la vida de las chicas heterosexuales!
Y fue así que Espada yiró.
Bibliografía:
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Para esto, precisamente, debe servir España: para repartir menas. Le asombra, por cierto, que ya no se pueda usar esta palabra, puro tecnicismo, porque la han legitimado como insulto insultadores e insultados. No debería ser Vox el que rompiera sus acuerdos con el PP por este asunto, ¡sino al contrario! He aquí la línea roja, debería decir Feijóo, no podemos seguir gobernando con ustedes. Pero en fin, enganchado a la subordinada, pareciera que el PP no es solo la oposición a Sánchez, sino la oposición a Vox.
No perdió oportunidad, claro está, de recordar que había sido el único español que tuvo razón con las legislativas francesas. Elogió, al respecto, la limpia Lettre aux Français del presidente Macron y, una vez más, el ballottage, ese sistema que reproduce los sistemas 1 y 2 de Kahneman.
Si Nacho Cano dio una rueda de prensa no fue por un litigio laboral menor, sino porque apenas salido de comisaría se vio en los titulares de El País y la cadena Ser. El caso le recuerda lo que pasó con Teddy Bautista y aquella Sgae asaltada por orden del juez Ruz. Por lo demás, ¡qué fantasía la de que el espectáculo se llame precisamente Malinche! Entre Ayuso y Malinche quiso ver el juego.
Santos trajo el último burning, sobre la agresividad aumentada de las mujeres cuando discuten con mujeres… de tetas grandes. Y como iba de tamaños cantó al gran Javier Krahe.
Y fue así que Espada yiró.
Bibliografía:
Banda sonora:
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Instruyó a Santos sobre las maravillas del ballottage, ese antídoto contra malcriados. En la primera vuelta los franceses votaron con rabia a LePenchon pero otra cosa será la segunda. Un pacto con la izquierda moderada podría darle a Macron la victoria el domingo y, con ello, los críticos con su audacia deberán callar.
Hablando de elecciones, tuvo que ocuparse de Estados Unidos. ¿Cómo es posible que los demócratas no hayan generado a un candidato alternativo al balbuceante Biden? Puede que haya tiempo aún, pero lo ve difícil. En cualquier caso, como ya dejó escrito, el mayor problema de Biden no es que sea candidato a la presidencia del país más influyente del mundo, sino que es el presidente hoy.
«En cuanto lo pidan, serán restituidos en sus cargos». Con esas palabras recibió el Psoe la exculpación a Magdalena Álvarez por el Tribunal Constitucional y a él le parece correcto y justo. Tan distinto el Pp, que con su silencio ominoso sobre la inocencia de Francisco Camps, diez veces acreditada por la justicia, demuestra por qué es un partido secundario en España.
¡Que los críticos franceses han demandado a Angélica Liddell por insultarlos en su última obra! Qué dirían de la memorable relación entre Joan de Sagarra y Albert Boadella, el primero llamando al segundo fill de puta en mitad de una corrida de toros y el segundo fusilándolo en escena.
Se glosó un burning paper que demuestra lo que ya sabíamos –eso sí, ¡con inteligencia artificial!– sobre el cerebro de los hombres y el de las mujeres, y se elogió la ensaladilla rusa, mimosa e infantil, de la Venta La Hidalguía.
Y fue así que Espada Yiró.
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Se constata que Europa es, cada vez más, el destino de todos los exploradores de la felicidad individual, mientras otros se dedican, musculados, a producir chips y coches eléctricos. Él lo celebra. Habrá que resolver, claro está, los desajustes que causa el turismo, pero en general, está en desacuerdo que sea incompatible con el crecimiento económico. ¡Aplíquese el dinero de los visitantes a la investigación! ¡Ábrase el Prado a las tres de la mañana! No vería mal, incluso, sacar entradas para visitar París. Póngase el continente, en suma, a plena disposición de todo aquel que quiera ser feliz, y fluya el comercio.
Prefiere, con mucho, este tema a esa espuma sucia de la actualidad a la que, trabajador incansable en su oficio, se ve abocado a dedicarse hora a hora, ¡como si fuera los riñones de España! ¡Como esa tontería de ese alcalde que dice que León es muy distinto de Castilla!
Ya dejó escrito lo que opina del acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial: no se puede prender la hoguera del apocalipsis y al día siguiente querer apagarla con un leve escupitajo. Todos los que esperan el fin del mundo se sienten, así, defraudados, y la «banda de los cuatro», excrecencias de ambos partidos a izquierda y derecha, verán engrosadas sus filas.
Por lo demás, la incapacidad de los partidos mayoritarios para deshacerse de las excrecencias políticas es especialmente dolorosa en Cataluña. Lo que pasó el miércoles en el Parlament ya lo dijo él primero y, pese a ello, no deja de asombrarse cómo nadie en España quiere quitarse uno de los mayores problemas que la han aquejado en los últimos diez años.
Suerte que los viejos cazanazis Serge y Beate Klarsfeld dejaron claro que votarán por Macron. No le parece que tengan razón en preferir a Le Pen sobre el Frente Popular. No se puede luchar contra un racismo echándose en los brazos del otro racismo de signo opuesto.
Y fue así que Espada yiró.
Bibliografía:
- Arcadi Espada, «Y es así como los demócratas matan a las democracias», en El Mundo.
- Tom Fairless, «Europe Has a New Economic Engine: American Tourists», en The Wall Street Journal.
- Marc Bassets, «Serge Klarsfeld, veterano cazanazis francés: “El Nuevo Frente Popular de izquierdas es más peligroso que Le Pen”», en El País.
- Amartya Sen, «¿Puede la democracia impedir las hambrunas?», en Claves de la Razón Práctica, núm. 28, 1992.
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La monarquía parece ser lo único que resiste con dignidad en el estado comatoso de las cosas. Por eso duele especialmente lo que pasó en la celebración de los diez años de reinado de Felipe VI. Es inconcebible que el líder de la oposición, decimoquinta figura institucional por ley, no fuera invitado, ¡y que a esta hora haya periódicos principales que no hayan explicado por qué! Está claro que las formas han tocado fondo.
No se diga en Cataluña, donde las formas simplemente están fundidas. No habrá investidura, como ya previó, a menos que PP y Vox le hagan caso –a él y a Alejo Vidal-Qadras– y permitan que gobierne Illa. No solo para que no haya un presidente nacionalista, sino porque así podría ponerse en evidencia, plenamente, la xenofobia del voto que practica el PSC.
Se alegró de que haya un nuevo portal pinkeriano de noticias, aunque, como otras veces, expresó su duda: si el mal reflejado en las noticias no servirá finalmente al bien; si detrás de cada mala noticia no habrá por consiguiente una buena.
Le hizo gracia el término cuckold, en el que ve una síntesis de los dos últimos papers candentes y, sobre todo, se alegró mucho del camino que va tomando este mundo, donde se invita a mimar la vulva.
Y fue así que Espada yiró.
Bibliografía:
- Alexandr Solzhenitsyn, Archipiélago Gulag
- Steven Pinker, Los ángeles que llevamos dentro y En defensa de la Ilustración
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Lo único gracioso de la entrevista a Sánchez en Televisión Española fue ese tropiezo que le hizo apuntarse a sí mismo con verdad: «Tengo un punto de indignidad por lo que está pasando». Nunca antes se había visto, al menos en tiempos de paz, una actitud semejante hacia las instituciones como la que exhibió al señalar la «sede social» de esa fantasmagórica máquina del fango en la Comunidad de Madrid. La espiral del odio a la que contribuye el presidente del Gobierno le da qué pensar, ahora que está trabajando en un libro donde la Guerra Civil tiene un papel preponderante. Caso por caso, aquel odio es el mismo, y teme que hoy no lleguemos a la sangre simplemente por causas técnicas.
Frente a esa podredumbre emerge Macron, audaz y valiente, el único dirigente europeo que, al abrir ese debate formidable en Francia –¡veremos si en unas elecciones serias eligen a los ultras!–, parece saber qué es lo que hay que hacer en esta hora oscura.
Por lo demás, sigue a la espera de lo que pase a partir del 25 de junio, día de la sesión de investidura en Cataluña, si es que Puigdemont cumple su palabra de volver. Hace una sola predicción: se abre un grave periodo de inestabilidad política.
Se presentó un nuevo burning paper, que no hace sino confirmar las averías a las que hombres y mujeres debemos enfrentarnos, y se lloró a Françoise Hardy, con quien pasó lo que pasa a veces con el tiempo, que en lugar de destruir, construye.
Y fue así que Espada yiró.
Bibliografía:
Anujin Khosbayar, Mitch Brown y Coltan Scrivner, «Behavioral attraction predicts morbidly curious women's mating interest in men with dark personalities»
Arcadi Espada y Jaume Boix, Samaranch: el deporte del poder
Banda sonora:
Le large, Françoise Hardy
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Han pasado 80 años del desembarco de Normandía y los problemas de entonces siguen vigentes. Primero, Estados Unidos y su periódica tentación aislacionista, con Trump a punto de volver a ser elegido presidente, y después, y más notoriamente, el nacionalismo. No por otra cosa que la defensa de una globalidad de derechos y en contra del etnicismo murieron más de 4 mil muchachos en la playa de Omaha. El papel de Rusia –con Putin ya ausente de este lado– y el auge del antisemitismo completan la imagen. Europa sigue siendo una construcción amenazada.
Son cuestiones, naturalmente, de las que se ocupan los países sensatos. No aquellos no donde su presidente del Gobierno manda cartas a la ciudadanía –esa segunda, vertedero sintáctico, político y ético, farsa sobre la farsa–. Si se hace realidad lo que dicen las encuestas –¡sí, presta atención a ellas en campaña!– y la imputación de Begoña Gómez favorece al PSOE en estas elecciones europeas, ya no sabe qué será de su oficio. Quedará demostrado, por lo pronto, que el ciudadano ha quedado contagiado de posverdad, ese shocks de indiferencia.
Que el Tribunal Constitucional prohíba el voto telemático a Puigdemont no le parece noticia, como tampoco la reacción de los partidos independentistas, movidos por esa memoria celular que los hace ser lo que son –quizá necesitaron más cárcel, apuntó–. Pero sí le interesa saber cómo va a defender Salvador Illa y el PSC un pacto con todos ellos.
Por supuesto celebró que Disfrutar haya sido nombrado el mejor restaurante en la lista de los 50, y aún más que Etxebarri sea el segundo. Si El Bulli era comer todo lo que se podía hacer con nada, en Etxebarri se descubre el original de todas las cosas. Tres de los cinco primeros de la lista son españoles –en cuarto lugar está Diverxo– y los políticos siguen sin enterarse. No hay un ámbito cultural en el que España sea tan preeminente que en la cocina. ¡Y sin subvenciones!
Y fue así que Espada yiró.
Bibliografía:
- Teodoro León Gross, La muerte del periodismo.
- Thomas Felesina & Brendan Zietsch, «The Desirable Dad Hypothesis: Male Same-Sex Attraction as the Product of Selection for Paternal Care via Antagonistic Pleiotropy», en Archives of Sexual Behavior.
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Sí, lo reconoce: la absolución de Francisco Camps en la décima causa que tenía pendiente, seis años después de analizar minuciosamente el caso en Un buen tío, es una de las grandes noticias periodísticas de su vida. Y se detuvo a recordar de qué manera fue necesario, para construir el malvado y destruir al hombre, ridiculizarlo hasta extremos inverosímiles. Ya lo dijo: los antecedentes penales caducan, pero los mediáticos no. Ahí está el PP, que lo dejó en la más estricta soledad, sin que a esta hora haya salido su máximo líder a prometer restituir a Camps en el exacto lugar orgánico que ocupaba en el partido. ¿Y qué decir de El País? ¡Qué oportunidad perdida no haber hecho la portada número 170!
Pero había otros temas de los que ocuparse. Como la guerra en Gaza, y que, precisamente en estos momentos, Sánchez reconozca el Estado palestino y Abascal visite a Netanyahu. La unidad de acción de la política exterior –¡aquello que se invocaba!–, otra de las cosas hechas trizas en España.
Justo a la hora en que hablaba con Santos, se votaba la amnistía en el Congreso. Es imprevisible qué puede pasar a partir de ahora, pero sí tiene la certeza de que no serán días tranquilos ni felices para la democracia española.
Santos trajo otro de sus burning papers –¡se acorta una brecha entre negros y blancos!– y una cifra demoledora: 34 muertos en la campaña electoral de México. ¡Y lo llaman elecciones!
Y fue así que Espada yiró.
Bibliografía:
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El burning paper que trajo hoy Santos lo turbó. Resulta que, según la Asociación para la Ciencia Psicológica de Estados Unidos, las profesoras más jóvenes y más de izquierdas son las que se oponen más a los estudios controvertidos y más apoyan el castigo a aquellos pares que se dedican a la ciencia libre. Examinados los temas tabú que está mal visto investigar –que el sexo biológico es binario para la mayoría, que la raza influye en la inteligencia, que las diferencias entre hombres y mujeres se deben no a los prejuicios sino a la evolución, y así hasta diez–, se asombró. ¿Cómo es posible que las chicas hayan pasado de aquellos curas a estas monjas? Urge una reflexión, si es cierto que la incorporación de la mujer a la vida pública lastra de esa manera el conocimiento, llevadas por esa sensibilidad y ese disimulo. ¡No sea que la verdad no nos haga libres sino esclavos!
Se vio obligado a comentar el lamentable espectáculo en el Congreso, donde solo faltó que alguien cosiera, como sí hizo el afamado columnista, la decisión de reconocer un Estado palestino con la peor atrocidad antijudía. Ese Patxi López, con todos sus años a cuestas, recriminando como un adolescente que Abascal usara la palabra “títere”, o ese gestito infame de Sánchez, pillado por la tecnología al pedirle a su chacha que fuera cortando la intervención de Feijóo. Destilados de la peor política.
Sobre lo que dijo Illa de los posibles votos del PP no quiso extenderse: ¡ya le dijo al principal partido de la oposición lo que tiene que hacer!
Felicitó al diario cubano 14ymedio por sus diez años, recomendó la lectura de Campos Cacho y Martín Otín y clamó contra Víctor de la Serna: ¡en Madrid no hay fruterías!
Y fue así que Espada yiró.
Bibliografía:
- «Una decisión cosida a la peor brutalidad antisemita», Arcadi Espada en El Mundo.
- «Reconocer el Estado palestino», editorial de El País.
- «La fruta que llega a Madrid, la que desaparece y la que regresa», Víctor de la Serna en El Mundo.
- Sergio Campos Cacho y José Antonio Martín Otín, Violencia roja antes de la Guerra Civil.
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