Es algo muy peculiar que debe ser resaltado: en el actual período constitucional, suman ya cinco las diputadas que han debido declararse independientes y si añadimos el también inédito caso de la diputada Luz Mary Alpízar a quien su bancada entera dejó sola al frente de Progreso Social Democrático (PSD), llevamos a seis la cifra de legisladoras que trabajan en condición de solitarias. ¿Qué está ocurriendo aquí?
Deserciones parlamentarias y transfuguismo siempre ha habido en todo el mundo democrático. (Claro en dictadura no hay tales libertades). De modo que eso no resultaría mucha novedad. Pero aquí estamos hablando de otra situación. A fuerza de normativa, llegamos a cumplir con la paridad de género en la composición del Congreso. Eso está muy bien. Pero ¿cuál es realmente el papel que se les permite desempeñar a ellas en algunas de sus estructuras partidarias? ¿Tienen libertad de ejercer sus posiciones o deben plegarse a la imposición de posturas? ¿Dónde radica la delgada línea?
El caso más reciente de las diputadas del Partido Liberal Progresista (PLP) Kattia Cambronero primero y Johanna Obando y Cinthya Córdoba después, ¿cómo debemos leerlo? Antes de ellas, se declararon independientes, María Marta Padilla (PSD) y Gloria Navas de Nueva República.
Entiéndase que todas ellas, llegaron a las curules con partidos nuevos que no habían tenido representación parlamentaria, rigurosamente hablando, antes del proceso electoral que desembocó justamente en la actual constitución parlamentaria.
¿Cómo avanzamos de las cuotas de paridad a la garantía plena las condiciones de igualdad en el ejercicio del poder político de las mujeres?
Para analizar este fenómeno de la realidad política que estamos viviendo, conversamos con las diputadas Cambronero, Obando y Córdoba.