William Arthur Ward escribió: “La gratitud puede convertir los problemas en bendiciones y los tropiezos en pasos hacia adelante”. Así es, el agradecimiento cotidiano abre los ojos al milagro de lo ordinario. No obstante, muchos buscan motivos grandes para agradecer y se pierden los pequeños.
De modo que hoy practiques el arte de agradecer por lo común: la respiración, el pan o simplemente un abrazo. Además, expresa gratitud a quienes te acompañan; una palabra sincera puede sanar más que un sermón. Así pues, haz de la gratitud un hábito, no una reacción. Por consiguiente, quien agradece a diario vive más consciente del cielo, aun con los pies en la tierra.
La Biblia dice en Salmos 92:1: “Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo”. (RV1960).