No cabe duda: Nayib Bukele ha terminado de mudar la piel. Y es "cada vez menos cool y más autoritario", tal cual lo describe Daniel Zovatto, experto internacional en política electoral.
Solo en los últimos días la deriva totalitaria de quien ejerce el control de todos los poderes del estado salvadoreño ha mostrado sus ímpetus persecutorios sin disimulos para acallar las disidencias de cualquier tipo, utilizando para ello a entidades como la policía militar, la fiscalía general y el Congreso. En cuanto a las herramientas ya en uso desde hace mucho tiempo, se hace "común" el espionaje telefónico y los ataques digitales.
Veamos algunos de los últimos hechos: el domingo pasado fue arrestada la reconocida activista de Derechos Humanos Ruth López con una burda acusación de peculado. López fue destacada por la BBC de Londres como una de las 100 mujeres más inspiradoras e influentes del 2024. Ella es jefa de la unidad de Anticorrupción y Justicia de la organización Cristosal y una crítica acérrima contra la corrupción en la gestión del presidente salvadoreño.
Seis días antes, el 12 de mayo la policía militar dispersó por la fuerza una manifestación de humildes parceleros de la Cooperativa El Bosque quienes solo fueron a pedir en las cercanías de la lujosa residencia presidencial, que el mandatario interviniera para que no los desalojaran de su propiedad por un caso judicializado dos décadas atrás. El presidente y el abogado de la cooperativa fueron arrestados. Organizaciones ambientales y de derechos humanos reclamaron estas detenciones arbitrarias y Bukele les respondió enviando a la Asamblea Legislativa una "Ley de Agentes Extranjeros" que en definitiva impone un gravamen del 30% a las ONG para intentar ahogarlas financieramente.
Y solo otro ejemplo más: una publicación del periódico El Faro (el medio más inaceptable, por independiente, para Bukele) difundió recientemente declaraciones sorprendentes de dos líderes de la banda Barrio 18 Revolucionarios, quienes precisaron detalles sobre las negociaciones que mantuvieron en su día para apoyar el proyecto político de Bukele cuando llegó a la Presidencia, cómo acordaron con el gobierno la administración de los homicidios, las extorsiones y hasta el encierro de los ciudadanos durante la pandemia y cómo, finalmente, los sacaron del país, cuando terminó la tregua pactada. Días después, de esas revelaciones, Carlos Dada, Director de El Faro denunció que recibió una alerta de posibles órdenes de captura contra siete periodistas. Varios salieron del país como medida de protección y precisamente con uno de ellos, Oscar Martínez, conversamos en Hablando Claro.