El Desfile de la Fiesta Nacional celebrado ayer dejó varios momentos políticos destacados que evidencian las tensiones del panorama español. Pedro Sánchez volvió a recibir un sonoro abucheo a la llegada al palco de autoridades, pese a que los organizadores habían colocado los asientos oficiales bastante alejados del público general para minimizar el incidente.
A pesar de que la retransmisión en Televisión Española intentó que no se captara el momento del rechazo popular, los pitidos del público resonaron claramente en toda la plaza de Cánovas del Castillo. Esta hostilidad hacia el presidente del Gobierno se repite sistemáticamente en todos los actos públicos a los que asiste, evidenciando su impopularidad creciente.
La ausencia de Santiago Abascal en la tribuna de autoridades fue otra de las notas más comentadas de la jornada. El líder de Vox decidió deliberadamente seguir el desfile militar a pie de calle, a la altura de la Biblioteca Nacional, escenificando visualmente su cercanía con el electorado y distanciándose del establishment político tradicional.
Además, Abascal anunció que en lo que queda de legislatura, desde Vox solo van a coincidir con el líder del Ejecutivo en foros donde puedan criticar directamente a Pedro Sánchez, añadiendo contundentemente que el Gobierno actual es "una anormalidad que debe ser tratada como tal". Esta declaración marca una radicalización de la estrategia de oposición de Vox.
Por su parte, Alberto Núñez Feijóo afeó públicamente la conducta a Santiago Abascal, subrayando que al acto del Día de la Hispanidad solo faltaban los independentistas y Bildu, y que en cambio lo que se venía a apoyar era al Rey y a las Fuerzas Armadas, no a hacer política partidista.