En el año 38 de nuestra era, la ciudad de Alejandría —crisol de culturas bajo dominio romano— fue escenario de una brutal masacre contra su comunidad judía. Con la complicidad del prefecto Flaco y el odio acumulado de sectores griegos, miles de judíos fueron perseguidos, torturados y asesinados, mientras sus sinagogas eran profanadas y sus barrios reducidos a ruinas. Este episodio, narrado por el filósofo Filón de Alejandría, marca uno de los primeros pogromos documentados de la historia. Hoy, reconstruimos ese horror antiguo que anticipó muchas de las formas del antisemitismo posterior.

En este episodio de Antisemitismo en la historia viajamos al corazón de la Nueva España del siglo XVI para conocer la historia de la familia Carvajal, un caso emblemático de criptojudaísmo y persecución religiosa. A través de sus vidas, juicios y ejecución pública, exploraremos cómo el antisemitismo adoptó nuevas formas en América bajo el control implacable del Santo Oficio, y cómo la resistencia espiritual pudo sobrevivir incluso en medio del terror.

En 1171, en la ciudad francesa de Blois, treinta y un judíos fueron quemados vivos tras ser falsamente acusados de asesinar a un niño cristiano, en lo que se considera el primer libelo de sangre documentado en Europa occidental. Sin cuerpo, sin pruebas y sin juicio, la palabra de un sirviente bastó para desencadenar una masacre que dejaría una marca indeleble en la historia del antisemitismo. Este episodio relata con detalle cómo una mentira ritualizada se convirtió en herramienta de exterminio.

En 1858, en pleno corazón de los Estados Pontificios, un niño judío de seis años fue arrancado de los brazos de sus padres por orden del Vaticano, tras haber sido bautizado en secreto por una sirvienta. El caso de Edgardo Mortara se convirtió en un escándalo internacional que enfrentó al poder papal con los principios de libertad religiosa, movilizó a gobiernos europeos y dejó una marca profunda en la historia del antisemitismo moderno. Este episodio narra en detalle uno de los secuestros más simbólicos del siglo XIX, justificado en nombre de la fe.

El caso de Leo Frank marcó un punto de inflexión para los judíos en Estados Unidos y para la sociedad norteamericana en general. Fue una advertencia brutal de que el antisemitismo no era exclusivo de Europa, sino que también podía manifestarse en el corazón del sistema judicial estadounidense. Para la comunidad judía, el linchamiento de Frank reveló su vulnerabilidad incluso como ciudadanos integrados y educados. Para el país, expuso las tensiones entre justicia y prejuicio, y evidenció cómo la presión popular, el sensacionalismo mediático y el odio podían pervertir el debido proceso. A raíz de este caso, surgieron tanto la Liga Antidifamación como un renovado Ku Klux Klan, reflejando las fuerzas opuestas de defensa de los derechos civiles y resurgimiento del odio racial y religioso.