Juan Rodolfo Wilcock: un ejemplo de transculturación y marginalidad
en la literatura argentina e italiana*
Carolina Suárez Hernán
Lo fantástico grotesco y absurdo
El análisis teórico de Rosemary Jackson, titulado Fantasy. The literature of subversion, destaca
la función perturbadora y subversiva de la literatura fantástica. La autora considera que la
trasgresión es la categoría fundamental de lo fantástico; la subversión trata de romper las
estructuras y significaciones de las que depende en orden social y poner en duda todas las
normas codificadas. El texto fantástico constituye, de este modo, una negación del paradigma
cultural y verbal de la realidad. La trasgresión se produce en el orden temático pero también en
el plano sintáctico y verbal. La narración se llena de elipsis, violaciones de la sintaxis,
alteraciones del orden verbal y de la coherencia textual, de metáforas audaces y párrafos en los
que el lenguaje se muestra desarticulado. Estas violaciones en el plano verbal pueden definir el
sentido fantástico (Jackson, 2003).
Este análisis puede suponer un marco que proporcione clarificación a la estructura de la
narrativa de Wilcock ya que este se sirve de todos los géneros y elementos que propician la
subversión y la transgresión; lo fantástico, lo grotesco, lo absurdo, el humor, la perversidad o la
parodia intertextual se muestran simultáneamente orientados a la misma finalidad. Su universo
narrativo se encuentra desarticulado y fragmentado. Las obras de Wilcock mantienen una
postura subversiva que encuentra placer en la trasgresión de todos los ámbitos de la realidad.
La narración de mundos degradados y trastornados hace que el lector perciba un lado perverso
desconcertante; los valores y cimientos de los esquemas tradicionales se deconstruyen mediante
transmutaciones y anomalías hasta crear un rompecabezas deformado.