Esfuérzate: La persona vive que las metas, para que tengan valor, han de conseguirse con esfuerzo.

Acaba haciendo difíciles situaciones que por sí mismas son fáciles de resolver o abordar.

Sabemos cuál es el antídoto para equilibrar este mensaje.

Date prisa: Este mandato le indica a la persona que todo es urgente.

Afortunadamente tiene antídoto para encontrar el bienestar emocional.

Sé perfecto: La persona procura a toda costa no cometer ningún error ni hacer nada mal, obsesionada con la perfección.

El mandato del «limitante» interno es: «No puedes equivocarte ni hacer las cosas mal, solo así te querrán y aceptarán».

Afortunadamente tiene un «mensaje antídoto».

Por este mandato, la persona vivencia que es su responsabilidad que estén bien todos los demás, olvidándose de sí misma.

Hay un «mensaje antídoto» que evita que este altruista, empático y solidario comportamiento se vuelva en tu contra.

Nota: recomendable oír el episodio "LOS LIMITANTES" previamente.

Este mandato le dice a la persona que evite manifestarse

El «limitante» funciona como un mandato interior sobre cómo debe actuar la persona. Es negativo cuando no da a la persona opción de elegir.

¿Qué es lo contrario de cobarde? Si has contestado "valiente", te vendrá bien escuchar este episodio... y los siguientes.

Aquí tienes uno de los mejores discursos proclamados en la historia de la educación. Se pueden extraer muchos aprendizajes de él. O usarlo para una bienvenida o graduación.

Es de William Johnson Cory (1823 – 1892), un educador y poeta inglés. 

"Pero uno va a una gran escuela no tanto por conocimientos como por artes y hábitos; por el hábito de la atención, por el arte de la expresión, por el arte de asumir en cualquier momento una nueva posición intelectual, por el arte de entrar rápidamente en los pensamientos de otra persona..."

El tercer ingrediente de la felicidad: La tercera P. Responde al propósito. El sentido de propósito en la vida

Los japoneses expresan el concepto ‘propósito’ como ‘ikigai’, cuya traducción es «vida valiosa».

Por tanto la fórmula de la felicidad queda:

La segunda P, es el segundo ingrediente de la felicidad responde a la pasión, entendida como un estado de

La pasión aporta satisfacción por lo que estamos haciendo.