Son muchos los coleccionistas medios que miran con recelo a los coleccionistas con dinero. Esto es especialmente cierto si el coleccionista con dinero no se ve acompañado de unos conocimientos amplios de numismática. Resulta que llevan media vida ahorrando para poder tener una pequeña colección de denarios y soñando con algún día poder tener un ejemplar de Calígula, aunque sea en MBC-; resulta que llega un tipo con pasta, se interesa por la moneda romana y al día siguiente de saber quién es Calígula ya tiene su denario en EBC y, además, un áureo de Septimio Severo, solo porque el comerciante le dijo que era muy raro. No penséis que exagero: conozco una persona extranjera que vio un cincuentín en una casa de subastas, sorprendido preguntó que era aquello y le gustó la historia de esa moneda tan grande. Al día siguiente se la adjudicó en la subasta.