En San Juan 3:5, Jesús le dice a Nicodemo: "De cierto, de cierto te digo que si no naces de agua y del Espíritu, no puedes entrar en el reino de Dios". Esto nos enseña que cuando Jesús llega a nuestras vidas, hace un cambio espiritual en nosotros. Nos hace nacer de nuevo, no solo físicamente, sino también espiritualmente.
Este cambio espiritual es fundamental para nuestra relación con Dios. Sin él, no podemos entrar en el reino de Dios. Pero cuando Jesús entra en nuestras vidas, nos da una nueva naturaleza, una naturaleza espiritual que nos permite relacionarnos con Dios de manera íntima y personal. En 2 Corintios 5:17, leemos: "Así que si alguno está en Cristo, es una nueva creación; las cosas viejas pasaron, he aquí que todas son hechas nuevas".
Este cambio espiritual también nos da una nueva perspectiva y una nueva forma de vivir. En Romanos 12:2, leemos: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por la renovación de vuestra mente". Cuando Jesús entra en nuestras vidas, nos da una nueva mente y un nuevo corazón, que nos permiten ver las cosas desde una perspectiva divina.
En conclusión, cuando Jesús llega a nuestras vidas, hace un cambio espiritual en nosotros. Nos hace nacer de nuevo, nos da una nueva naturaleza, una nueva perspectiva y una nueva forma de vivir. En 1 Pedro 1:3, leemos: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su gran misericordia nos hizo nacer de nuevo". ¡Aleluya!